Párrafo 5.9
5.9 «A lo largo de la Historia conocida se perciben dos actitudes; la una sería partidaria de la secuencia infinita del tiempo a través de la suplantación permanente de la herencia, y la otra encarna la evolución, buscando traspasar la frontera de la farsa para entrar en el quicio de la realidad».
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
La visión de la realidad en Occidente se ha representado a lo largo de la historia de maneras diferentes, pero es a partir del Renacimiento cuando se impone una visión naturalista a partir de la proyección perspectiva matemática de lo que ve el ojo. Esta representación de la realidad lleva impresa una actitud vital asociada y no es en absoluto ni neutra ni objetiva, si no que es fruto de una ideología concreta.
Las diferentes representaciones de la realidad, nos conducen a espacios mentales y actitudes vitales muy distintas.
La primera actitud de la que habla el autor se podría ejemplificar a través de la re-presentación perspectiva de lo que nos rodea con el punto de fuga en el infinito, donde el espectador es un mero sujeto pasivo que nada puede aportar al mundo representado. La realidad y el paisaje se conciben como algo estático, lineal e inmutable. El observador está fuera del cuadro. Así es como se representa la realidad desde el Renacimiento.
La tarea histórica de construir esta representación perspectiva nos ha reeducado forzosamente en la visión de un mundo que tal vez se aleja bastante de la realidad y que ha configurado individuos pasivos. Esta pasividad garantiza la supervivencia del modelo social en el que estamos inmersos y tal vez ha construido en gran medida la farsa de la que habla el autor, potenciando su existencia. (Es como si nos quisieran hacer creer que nuestra vida es como una línea recta ideal en un espacio tridimensional, que fuga hacia un infinito).
El ejemplo para la segunda actitud podría ser una representación basada en los procesos biológicos y cíclicos en los que está inmerso el ser humano y todo lo fenomenológico.
Podría ser una representación de perspectiva invertida, en la que el punto de fuga converge en el espectador. Una representación de visiones simultáneas y tiempos superpuestos. Algo parecido a lo que plasmaron los pintores místicos medievales, los pintores de iconos rusos y la que realizan espontáneamente los niños. Esta es una representación simbólica, en la que no existe un punto de vista absoluto y el individuo participa activamente en la configuración de lo representado. Él como sujeto único y diferenciado, configura una realidad particular que emana de su sensibilidad, de su estado y de su particular situación. Es rítmica, y a cada instante se percibe de forma diferente porque todo en nosotros y fuera de nosotros está en perpetuo movimiento y renovación. Esta representación no es lineal en el tiempo, ni plana en el espacio, es de múltiples dimensiones, y es percibida a través de todos los sentidos. Toma en cuenta la memoria de la que somos herederos y va más allá del racionalismo y del sentido común.
Este último ejemplo es acaso la visión a la que deberíamos acercarnos para potenciar un desarrollo evolutivo y ampliar nuestra pequeña y en muchas ocasiones mediocre “realidad”.
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7 Comentarios
Luz
7 abril, 2013¡¡¡Aaaaaaaahhh… ya comprende mi neurona y mi medio astrocito, que siempre andan desperdigados por ahí!!!. Cualquiera de estas dos formas evolutivas sentidas de aquesta su manera, son igual de bonitas e interactivas… comunicativas entre sí, dialogantes entre sí… y a la par, estimulantes… por lo menos es lo que una, ha estado sintiendo.
SARA
9 abril, 2013A veces es tan espesa la niebla que la farsa nos parece realidad y a la inversa…. menos mal que algunos tienen ojos para ver. Gracias a los que nos ayudan a apartar los sacos tupidos con que cubrimos nuestras cabezas, permiten que se nos acerque la luz….
Nuba
9 abril, 2013«Que no me lloren, que luchen»
Y nos aguantamos las lágrimas, Sampedro, y nos reímos contigo. Con salvas, trinos, verdes y tambores te espera al otro lado la primavera.
¿Cómo hablar de «modelos evolutivos»?
Me pregunto porqué bajo el mismo cielo hay hombres que reflejan la luz y la irisean, multiplicándola, mientras que otros la absorben arrastrando la mancha de su sombra como un rastro de noche.
Y dice él:
-«Pero la vida entonces resucita y el Hombre sigue en marcha hacia el mañana»
Creo que este ser habló durante toda su vida, con ella, de Evolución.
Hay una idea que muchos compartimos con él: La vida es aquello que engendra más vida porque la vida es lo que multiplica. Y uno puede engendrar más vida de tantas formas…
Quizás te lo dijo Ariadna, la del hilo, en tus paseos por el laberinto. Quizás también has sentido evolución en las “Knossiennes”. Si no, el Negro Bebo de las ves, Valdés, que estrena bemoles con las estrellas, te enseñará a bailar su nuevo Son, querido Señor- Corazón –de- León.
Afrodita/Alicia
10 abril, 2013Y cada persona — al hilo del comentario del Aventurero, que agradezco y por el que le felicito, porque es muy gráfico — es turista desarraigado, espectador de un mundo del que ni se considera responsable ni se siente involucrado en él.
Y, como en lo que se observa con perspectiva, lo más cercano es en lo que más y mejor reparo en tanto que lo que me queda lejos me resulta — pero “yo” es nada más el espectador, ¿qué culpa “tengo”? — tan ajeno.
Y nos pasamos la vida aovillados, como un capullo (sin segundas), en la ilusión de ser inocentes.
Creo que en el Renacimiento era frecuente que el mecenas demandase del artista el colocarlo un lugar en la escena, no relevante, y en pequeñito, pero sí en primer plano ¿Para que quedase constancia del arte y la parte que le estaba correspondiendo en la existencia de aquel todo?
Del mismo modo “yo” aporta a la realidad sus méritos en la construcción de un mundo y de una realidad que, sin “mí”, estarían muy posiblemente siendo otros.
Pero, al mismo tiempo… “¡Ah, pero yo estoy fuera!”.
Y pretendemos tener las manos limpias sin poder obviar que están manchadas. O alegamos que es que nos las manchamos al limpiar.
Y de todo lo que no esté bien o no sea del agrado del ocasional paseante, irresponsable y ocioso, pues que se responsabilice el Autor, de la Obra, que para eso se le “paga” y es, por tanto, su obligación y a quien habrá que ir a pedir cuentas. A “mi” no.
Puede que cuando nos liberemos de mucho de lo aprendido, y como los niños en sus dibujos demos lugar a que sin el tamiz de nuestro raciocinio cada pieza del puzzle de la Realidad ocupe el lugar — no en el sentir particular sino en el Cosmos — suyo, que no “mío”, que le corresponde por de suyo y no por el que le atribuye mi subjetividad…
Pero me he vuelto a liar, como tantas veces, porque si el individuo hace falta para seguir forjando un Mundo que forjaron los que fueron y seguirán forjando los que serán… ¿Dónde se cierra el círculo?
¿O es que no hay círculo sino una espiral que qué hace, continuar envolviéndose a sí misma hasta el infinito o desde el infinito desandar lo que anduvo de la mano, tan dura y tan reseca, sarmentosa y desalmada, de la Razón?
Puede haber comentarios mucho, pero que mucho, mejores que este mío.
Pero que haya comentarios, por favor.
¿O es que de los que nos paseamos por estas páginas somos tan poquitos los que nos aventuramos a, con el criterio de los niños tan carente de de sentido de proporción y relevancia y de distancia, ocupar un lugar en este cuadro en el que, por cierto y con propiedad, estamos en cuadro?
Beucis
11 abril, 2013Si nos preguntamos; si preguntamos, como nos dice el autor, podremos abrir el cofre de los misterios. El mensaje seleccionado descifra tiempos y recorre caminos. Ha habido quienes sacrificaron su tiempo, para dar la luz; para descifrar todos los tiempos; para romper el tiempo a través de la liberación, desde el milagro de lo sagrado.
Estamos hablando de un tiempo, de un espacio, al que se llega porque se han borrado rastros de tragedias pasadas y futuras. Estamos hablando de ritmo y luz: de Orfeo y Pan; de conseguir la felicidad. Pero si interferimos, ocultamos, desviamos el mensaje, no abriremos esa cueva de Alí Babá, del cuento sufí, ese arca que está esperando y el tiempo quedará encapsulado y turbio en una esfera redonda, herido por una estaca que controla y delimita.
Si no nos acercamos al tiempo con actitud de sacrificio; si queremos permanecer coherentes, herederos de nuestro tiempo, aceptaremos que estamos conclusos; con nuestra creación acabada, redonda y delimitada; seremos hijos, esclavos, de ese ser de corazón monocorde. El tiempo deja de ser energía que fluye, para estar obsesivamente limitada.
No podemos escapar a lo inexorable. Nuestra vida se defenderá con apuestas de juventud eterna, regalada en los quirófanos, y con una espiritualidad dogmática ofrecida por las iglesias.
Pero si nos encontramos, y así lo creemos, en el octavo día de la creación, nuestro horizonte desconocido, se ampliará y, junto a ese espacio inalcanzable, el tiempo dejará su tic-tac; su jaula se abrirá, y recorrerá caminos que lleven a la realidad; al ritmo y a la luz.
Anónimo
12 abril, 2013Uno no puede bajarse del mundo, ya lo se.
Pero puede saltar? puede desertar ? puede perderse?
puede salirse del mundo inventado?
¿que pasa entonces? ¿hacia donde evoluciona?
¿puede ser invisible? ¿puede, como las céulas que crecen incontrolablemente hacer una parada en Go para volver a sincronizarse? Puede sin morirse del todo, formatearse?
¿puede decir que no y seguir riéndose?
Puede sentirse al sol y tener frío? , puede pararse un poco y no perder el hilo?
Puede «asolanarse» tanto que corre el riesgo de no creer en casi nada?
Puede comer la noche y la nostalgia y el desconsuelo y aun así saber que durará un instante.. ¿puede el sabio olvidarlo todo sin perder lo aprendido?
puede vivr los quebrantos, ¿puede?
Puede estar buscándose sin encontrar la ruta?¿ puede rendirse alguna vez? puede desembarcar e ir a la deriva? quien le empuja entonces?
¿como se sigue ahí?
¿Se sigue a tientas? a veces, tantas veces…
Entonces, es cuando el silencio te habla, si le dejas.
¿ puede alguien inventarse un anhelo?
Ángela
20 abril, 2013«Este momento efímero de nuestra vida contiene todo el pasado y todo el porvenir. Somos la eternidad, pero los sentidos nos dan una falsa ilusión de nosotros mismos y de las cosas del mundo.»
La lámpara maravillosa. Ramón del Valle-Inclán