Párrafo 18.8
18.8 «De esta forma de compartir experiencias, de la que el arte de las cuevas “prehistóricas” es una referencia testimonial, quedan aún ejemplos en la escritura japonesa de sílabas y palabras que tienen su origen en el dibujo. El valor añadido de los idiomas ortográficos, de palabras que intentan contener un significado concreto, es la facilidad de intercambiar un pensamiento. El verso comulgado, la conversación, disminuyen en cierto modo la transmisión mistérico-mágica pero aumenta la comunicación ético-filosófica, proporcionando riqueza interior para enfocar la aventura individual del pensamiento.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Parece una ley inexorable, aplicable quizá a cualquier sistema, el hecho de que cuanto más se restringe la función de un operador, cuanto más definido está su alcance y su objetivo o, dicho de otro modo, cuanto más especializada es, más visión de conjunto se pierde. Es el signo de los tiempos, avanzar en la concreción, afinar progresivamente en el detalle. Lo cual, como señala el texto que comentamos aplicado al lenguaje, produce riqueza interior, pues genera herramientas para un progreso del conocimiento racional del mundo de índole esencialmente masculino. Seguramente el desarrollo del lenguaje denotativo, en busca de una imposible pero necesaria objetividad expresiva, y especialmente la capacidad para plasmar mediante la escritura palabras-concepto con significado concreto, fue un paso evolutivo necesario e importantísimo para la Humanidad, una de las aportaciones más valiosas del género masculino tras derrotar al matriarcado primigenio.
Pero, al mismo tiempo, algo de la globalidad, de la esencialidad de la idea a comunicar se fue perdiendo en el proceso. Es cierto que en la etimología de las palabras, en sus sonidos, aún se pueden rastrear matices sensoriales, inaprensibles, volátiles, mágicos, del contenido profundo de su significado, siempre en conexión con la Unidad, con el Cosmos, inaccesible a nuestra razón, pero la sociedad cada vez está más lejos de esa forma de entender el lenguaje. Cada vez las palabras se emplean más como dardos, como pequeños retratos fotográficos de la “realidad”, como piezas tecnificadas y monocordes de información, que, asociadas además a la escritura digital, sin pulso y sin trazo, son cada vez más ajenas a su oculta fuerza poética.
Creo firmemente que en estos momentos sería extremadamente valioso que tratásemos de aunar la función mágica y la función ético-filosófica de los idiomas. Encontrar la poesía que hay dentro y detrás de las palabras.
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3 Comentarios
Panacea
11 noviembre, 2020En alguna ocasión oí decir que la escritura en verso era una forma de no tergiversar el mensaje. He ahí el tema. El valor de la palabra como significado y facilidad de intercambiar pensamiento que nos apunta el autor no es algo estático y ley para todos igual, con el tiempo va adquiriendo nuevas acepciones que las más de las veces tienen incidencia las modas y usos del momento, haciendo que muchas veces la interpretación quede lejos de su valor original.
Cada vez tengo más la evidencia de que el lenguaje no se percibe igual a como se emite. Es sorprendente ver ante una misma exposición los corolarios y las conclusiones a las que se llega y según quien. Me hace pensar que los filtros iniciales de los que parte cada uno transforman la recepción del mensaje, y lo que para uno puede ser clave y fundamental para otro pasar al olvido de inmediato y sencillamente no archivarlo. Diría que la parte cognitiva tiene un entronque fundamental con la emocionalidad y los bloqueos sensitivos de cada cual, y a partir de ahí parece como que el lenguaje hablado pasa a ser una exteriorización de las percepciones ya racionalizadas con todo su acervo que, posteriormente, vuelca al exterior aliñado normalmente de eufemismos, ambigüedades a interpretar, palabras con varias acepciones, tonos de voz que hacen que el mensaje cambie, orden en la estructura de la oración que da lugar a distinta receptividad… Es todo un mundo de lenguajes paralelos, interpretaciones varias y conclusiones sobre una misma idea original. Véase un debate político.
Rafa
13 noviembre, 2020Si alguna vez os habeis interesado por el quinto chakra, el de la garganta ( yo lo hice hace algunos años ) podreis constatar que está muy ligado a la comunicación y a la palabra.
Aunque este no es foro para extenderse, me gustaría resaltar algunos rasgos de este chakra.
Es el centro del lenguaje y la capacidad de comunicarse eficazmente. Representa el poder y el impacto de la palabra.
A veces se nos forma un nudo en la garganta cuando se quiere decir algo y no se puede.
Los problemas de salud asociados a su mal funcionamiento, son:
molestias en la garganta, rigidez de cuello, mal funcionamiento de las tiroides y asma.
Las disfunciones emocionales propias de este chakra producen incapacidad para expresar emociones y bloqueo de la creatividad.
En resumen es un poco la puerta entre la mente y el corazón.
Yo tengo la opinión de que la palabra nace en el corazón.
Cuando conseguimos expresar de manera directa nuestros sentimientos profundos (trasmisión mistérico – magica ) estamos relacionándonos con el Arte y el lenguaje poético oral y escrito.
Pero como el ser humano, desde hace tiempo, transforma a traves del pensamiento en hologramas estos sentimientos.
La expresión así se realiza por medio de idiomas ortográficos de palabras con significado, pero que si se rigen por el código de la comunicación ( la expresión tiene que ser necesaria, si no lo es, es mejor no hablar o escribir) y (cierta o verdadera, que nazca de un sentimiento ).
Tambien son válidos para aumentar la comunicación etico – filosófica, y proporcionan como dice el autor riqueza interior para la gran aventura individual del pensamiento.
Un abrazo
Loli
15 noviembre, 2020El escritor ruso Alexander Solzhenitsyn explicaba que mantenía su cabeza “cuerda”, en lo posible, y su capacidad memorística durante el cautiverio al que fue sometido, intentando “versificar” sus conocimientos mentalmente, también su obra literaria, para luego, en cuanto podía, plasmarlo todo en un papel.
Los “versos”, creo, ponen de manifiesto un componente muy importante de las palabras: los fonemas.
Es decir los “sonidos del habla que permiten distinguir palabras en una lengua”.
Esa potencialidad sonora que poseen las palabras al ser habladas, creo que, desde mi falta absoluta de conocimiento sobre linguística, está muy unido a la música.
Y también, desde esa ignorancia, me parece, sin embargo, que la necesidad de buscar belleza y armonía en nuestras palabras, en nuestro lenguaje….es un trabajo necesario y pendiente del hombre.
Hace poco, en una preciosa clase de Biología, el profesor nos explicaba cómo los sentidos a tienen una correspondencia a nivel microscópico en nuestras células….¿o más bien al revés?.
El caso es que, el tacto, el gusto, la visión…el propio olfato, son cualidades que se producen a nivel bioquímico en la configuración molecular….toda una maravilla, (ruego al profesor perdone las incorreciones al tratar de describir lo que nos contó).
Configuración molecular…de las proteínas…, con el lenguaje.
Cuatro letras forman el alfabeto del ADN, que mediante el Código Genético se convierten en veinte…o alguna más, quizás…. (ruego de nuevo al profesor de Biología me perdone si no lo estoy expresando bien).
Veinte…o alguna más, quizás…, letras esenciales para formar las unidades básicas de las proteínas, los aminoácidos…
Un alfabeto es para formar palabras, en las palabras se contienen los “fonemas”, su sonoridad…las proteínas se comunican…¿con sonoridad también?…
Si es así… los atributos y cualidades del sonido…ya están ahí, también la música, también el verso….
Y luego nosotros lo llevamos a lo ¿macroscópico?…y lo lanzamos al aire…a ser escuchado, informado, comunicado…desde lo “endógeno” a lo “exógeno”….desde nuestro “universo interior”, a “otros universos”…tan, tan importante es la palabra, el lenguaje…puede construir y también destruir…
«Y al principio fue el Verbo»…reza el primer versículo del Evangelio de Juan.