Párrafo 18.25
18.25 «La Humanidad siempre inventó ídolos, pero hoy son tal multitud que desaparecen antes de ser desenmascarados, lo que deja un rastro de confusión. Hoy los cantantes temen a los espectadores, y tras cien repeticiones graban sus voces y músicas en discos de plástico. Actores, bailarines y músicos repiten, filman y pegan los trozos hasta contemplar la obra. Los escritores se convierten en copistas reproductores que organizan diestramente pedazos de medias verdades. Y en esta ceremonia de confusión los espectadores, las gentes, han perdido el pulso y no distinguen entre una frase hecha y el soplo de una musa.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
El concepto de inspiración se remonta hasta la antigüedad clásica. La música se consideraba “El Arte de las musas”, pues eran ellas quienes inspiraban a poetas y artistas para poder desempeñar tan sacro oficio. Y es que el arte, en todas sus manifestaciones, se trataba de algo sagrado. El soplo de la musa se consideraba indispensable para que el artista exhibiese su talento. Porque el artista no era más que el medio de que un mensaje otorgado por los dioses, llegara hasta los hombres. El origen divino de dichos “regalos” no se cuestionaba, y los poetas y artistas eran protegidos y demandados, pero no venerados. Era su responsabilidad traer estos mensajes.
Hoy en día el tan manido arte es cualquier cosa menos sagrado. El lugar de encuentro en el que el público y el artista comparten un espacio sagrado en espera del suave soplo de la musa, en estrecha comunión, aguardando esa magia inesperada que rompe cualquier esquema y dispara una nueva posibilidad de futuro, ha sido usurpado. Ahora el artista teme al público, teme cualquier encuentro y se teme a sí mismo, porque ha olvidado su función última, la de traer esos mensajes que ni él mismo conoce. Porque no se atreve a dejarse sorprender por algo inesperado. Prefiere enlatar, mentir, disfrazar, fotocopiar, esconder… plastificando el sacro oficio del artista.
2 Comentarios
Rafa
9 marzo, 2021Ser espectador de una manifestación artística, tendría que ser transformador individual y socialmente.
Un espectador tiene que dejar de ser alguien distante y convertirse en un intérprete de los acontecimientos; es aquel que es arte y parte del hecho artístico y utiliza sus emociones y su cuerpo para enriquecerlo.
Debe ser invitado a dar una respuesta total a la obra de arte, se le pide que tome la situación artística en que se encuentra con la misma intensidad que el artista.
«Si esta es la responsabilidad del espectador, imaginemos la del artista».
Los artistas tienen la capacidad de captar y desarrollar lo que ocurre y al mismo tiempo estimular el cambio.
Son los encargados de simbolizar la realidad, una de las mejores maneras de ser libre.
Su fé en si mismos hace que el numero limitado de personas a las que se dirige directamente influya sobre un mayor círculo, hasta que con el transcurso del tiempo la gente asimile la verdad y pase a formar parte de la cultura.
Durante el proceso creativo el artista lucha con sus problemas técnicos. pero tambien con el de asegurarse la subsistencia en un mundo que ha reducido todo trabajo a una cierta cantidad de dinero, influencia o poder; lo que limita la libertad de elección con respecto a su creación.
Generalmente los contenidos artísticos, no son representativos de su época sino que son revolucionarios, cuestionadores o críticos, pero en el arte la relación valor/precio es especialmente subjetiva ya que se trata de objetos cuya función es simbólica.
Vivimos un momento tan confuso, en muchos casos intencionado, que no me extraña como dice el autor que los cantantes, antes trovadores teman a los espectadores.
Que los bailarines y músicos olviden el ritmo que marca la tierra y su propio ser.
Y que los espectadores entretenidos y adormecidos, hayan perdido el pulso entre los pedazos de medias verdades que nos quieren vender los idolos de masas, en otro tiempo artistas.
Cuando transcribió Miguel de Cervantes el Ingenioso Hidalgo a papel, me consta que ya estaba escrito; ahora el futuro está por escribir y los artistas y espectadores tienen la obligación de contribuir a ello.
Un abrazo
Loli
14 marzo, 2021Es verdad que los momentos que vivimos podrían indicar que el tamiz de la ignorancia, la ponderación sin base alguna, el miedo, han degradado el Arte, porque las musas es posible que ni intenten lanzar su aliento cuando se encuentran ante velos de mallas metálicas.
¿Pero, puede ser del todo así?.
Seguro que no.
No es posible que ningún tamiz oscuro, tejido a base de tonterías, intimide realidades más auténticas.
Existe el Arte, quizás más alejado de candilejas artificiosas….por ahora.
Sí que hay algo que, en mi humilde opinión, también puede estar ocurriendo junto, o mezclado a través de una amalgama aún misteriosa, y es que la posibilidad de acceder a “lo artístico”, a su concepto, a su arquetipo, quizás, ahora llega a mucha más gente.
Posiblemente denominando arte a lo que no son más que “ocurrencias” que pronto dejan patente la “ausencia” del soplo mágico de las musas, pero hacen resonar en los seres humanos, que esa palabra, esa posibilidad real existe y va unida, seguramente, su búsqueda, al impulso de nuestra, inteligencia.
Mientras, el Arte verdadero, y las musas con él, quiero creer, esperan el momento oportuno, el crítico, marcado por el número mágico que consigue que no se pueda volver atrás, para una Humanidad que, cada vez más, busque su encuentro.