Párrafo 16.25
16.25 «Aunque intentamos negar la existencia de cuanto ignoramos, nos contemplan los espejos donde nos miramos y las sucesivas imágenes de los que antes lo hicieron, nos contemplan las huellas de nuestros pies y aquellas sobre las que pisamos, nos contemplan los seres y las cosas sobre los que posamos nuestros sentidos. ¿Pero qué misterios secretos se están hurtando a nuestra consciencia? Desde los propios ojos nos están contemplando las huellas del pasado y el mapa de un futuro posible, todo mezclado en un laberinto que nos vincula al destino desde dentro y desde fuera.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Somos hombres y como hombres sometidos a una dualidad que nos fuerza a elegir entre opuestos, a ser jueces, a creernos capaces de afrontar todo lo que sabemos y lo que ignoramos, entre otras cosas porque nos negamos a admitir nuestra ignorancia. Queremos creer que lo que no conocemos sencillamente no existe, y así, con creencias y omisiones, amputados, deambulamos por un vivir que también hemos amputado. Pero si hemos mirado, ahí queda nuestra mirada junto al otro que también miró, y al otro, y al otro… Si hemos pisado y dejado una huella, también está la huella del otro. Huellas, miradas, sentimientos, nada se pierde, nada desaparece, y esa permanencia nuestra sobre el otro se corresponde por siempre con la permanencia del otro sobre nosotros, porque no sólo somos razón, no sólo elegimos entre opuestos.
Sabemos que las huellas de los que nos precedieron y «eligieron este mundo para vivir…» se confunden con las huellas de los que han muerto y nos han dejado su mensaje. Deberemos redimir las huellas del pasado y del futuro; ese es el camino de la consciencia. Pero a la consciencia se le están hurtando secretos, secretos que no podrá desvelar la razón, secretos que asumiremos admitiendo nuestra ignorancia y humildemente reconociéndonos ciegos pero sabiendo también que si convocamos nuestro estado trinitario, podremos ver, podremos ir viendo poco a poco, podremos tener acceso a secretos vedados a la razón, a la consciencia. Asumiremos nuestro destino porque creemos en él, porque nos es dado desde antes de nacer y porque deberemos cumplir antes de morir, envuelto como viene su mensaje en ese laberinto que tenemos que recorrer, laberinto difícil que nos llevará a la salida donde mirando hacia arriba, libres de caídas, de depresiones, de negatividades, mirando al cielo, saldremos volando a otros planos, a otros laberintos de luz.
3 Comentarios
Panacea
19 diciembre, 2019No dicen que la vida transcurre en un espacio y un tiempo sujeta a una ley que no nos es dada y que nuestro cerebro cognitivo tiene que jugar sin conocer sus reglas. Nacemos velados pero con el idóneo escenario para realizar el recorrido que nos lleve a cumplimentar nuestro destino. Hermes Trimesgisto en su Tabla de Esmeralda dejó todo un compendio de preceptos para transcender la vida: «Verdad sin mentira, cierto y muy verdadero, lo que es abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que esta abajo. Actúan para cumplir los prodigios de la humanidad, como todas las cosas que fueron creadas por la palabra del Ser. Así todas las cosas fueron creadas a imagen del Uno».
Un privilegio desde el momento de nacer, todas las posibilidades para llegar a transformarse, pero repletos de oscuridad e ignorancia.
Para que nuestra consciencia logre acceder a los misterios que se nos hurtan, ¿no habrá que ir desactivando la parte racional y cognitiva que habita en nosotros, fortalecer a más a más ese músculo interior, sea alma, voz interior, transparencia, latido, Ser, búsqueda de lo divino, o camino del superhombre? Que alguien me aporte un poco de luz…
Y luz, ¡luz para todos y feliz Navidad!
Nuba
20 diciembre, 2019Queridos amigos todos los unidos en la palabra.
No seré yo la que aporte luz, pues desde mis adentros, el solsticio de invierno de lo que trata es de ver con poca luz.
Hay tantas penumbras ahora, en cualquier estación.
Tampoco voy a deternerme en éste solsticio estacional, pues la memoria de lo escrito por Aventureros y participantes, ya hemos hablado cada diciembre, de este tiempo tan especial.
Estamos muy contentas por estas latitudes con las pocas lluvias que nos riegan las almas.
La luz no sería ella sin las sombras.
Por la noche, y en la noche, mientras dormimos, todos los seres siguen de forma automática, eliminando toxinas, limpiando mentes y cerebros.
Cuando la estupidez humana sigue llenando y contaminando los espacios con millones de luces a costa de que los peces no sean capaces de atravesar los saltos de agua para completar sus ciclos de desove, hay humanas y no humanas, hay bacterias del suelo, hay seres simbiontes y hay vida..mucha aún que nos enseña que no somos no estamos determinados por la dualidad. Que la dualidad, – y con criterios completamente científicos- no existe, es una ilusión moral de la mente moral de los humanos. Si entendiéramos el lenguaje de las plantas o de otros animales no humanos, ellos algunos con cerbro, otros sin él pero con sistemas nerviosos e inmunes, todos, saben que no se trata de eliminar ninguna de las funciones sino hacer que se conecten. Que se integre la emoción- que es un programa de acción automático y heredado desde los principios de la evolución de la vida, con la razón, o eso.. tan amplio que consiste en conectar todas las partes de los cortex de los que tienen cortex… siempre conectando hemisferios y redes y siempre con memoria y absolutamente dejándonos ser. Pues ( eso tb lo ha dicho Eduardo) …. el carcelero, ¿quién tiene la llave? y bueno, hay llaves que no dependen de nosotros ya se.. pero y que son esas autocensuras nuestras comparadas con la sangre y la savia que se pierden por minuto?
Solsticio de Invierno, huele y se toca la renovación de todas las pieles de todos los vivos. Algo que se ha despojado a lo largo del año, se desnuda para darnos otra oportunidad. Ser más creativas, tner más confianza, huir de ambientes contaminados o no huir pero descontaminarlos. Seguir cantando.
Abrazos.
Alicia
24 abril, 2022Hoy, releyendo unos libritos que contienen transcripciones de charlas de allá por los años 80, leo una dedicatoria del maestro que debió de escribir por Navidad. Muchos tendréis esos libros, pero otros no; para los que no, os dejo aquí los tres últimos párrafos de esa dedicatoria:
“Es la frontera de la luz creciente y desde su impulso deseamos ver fructificar todo aquello que nos proporcione felicidad”.
“Para conseguirlo conozco tres cosas que alabo y regalo:
“La primera es la cortesía; la segunda es la frugalidad; la tercera es la humildad. Sé cortés y serás audaz; sé frugal y podrás ser generoso; evita ponerte en primer lugar y podrás convertirte en rey anónimo entre los hombres. Tres cosas que tres magos transportaban siguiendo a una estrella”.
“Feliz nuevo sol”.
Y su firma.