Párrafo 15.9

15.9 «Quizá está latiendo ya, o puede que lo haya estado siempre, una forma de conciencia hipnótica. Y ello tiene gran importancia hacia los llamados fenómenos extrasensoriales, porque la consciencia hipnótica aumenta varios aspectos de la capacidad introspectiva de autorrelato pero disminuye la percepción y la relación con el entorno. ¿Qué sucede en la hipnosis?: cambian los ritmos cerebrales y se limita el campo de atención a objetivos fijados, por lo que si el estado se mantiene en la frontera de máxima alerta, se van cargando de presión los espacios prisioneros y no llegan al pensamiento, el subconsciente.»

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Atención. Cuando se presta la atención acude una orda de pensamientos, percepciones y emociones prestadas que con una velocidad asombrosa forjan la querida estructura de nuestro autorrelato, ese ensamblaje desarticulado de correlatos fasos y analogías huecas, es decir, estereotipos, descalificaciones, experimentos falsos nacidos de teorías idiotas y delirios inútiles. Vivimos en una forma de conciencia hipnótica que quiere someter la atención y entregar la voluntad provocando un estado de resentimiento constante. El Super Ego freudiano, por ejemplo: moral, juicio iniquidad. Planteamos el odio como forma civilizada de autorrelato. Desde ese estado inducido, deducimos todas nuestras posibilidades, objetivos, premios, castigos frustraciones y fantasías. Ansiedad pura. Ávidos de charlatanería y sugestión, acogemos todo relato que no sea propio y lo convertimos en un fractal que se va repitiendo con un ritmo hipnótico en todo lo que vemos oímos y sentimos. Tal vez porque sepamos que el tal autorrelato no existe. Ni ningún relato, en realidad. Y ese miedo por el cual hemos entregado nuestra atención y sometido nuestras vivencias produce un chirrido tan agudo que no nos permite ver, oír ni siquiera tocar aquello que nos rodea: nuestro entorno se convierte en un aspecto más de nuestro subconsciente cuya presencia, abismal, lo empapa todo con peligros que acechan nuestra supervivencia.

Pero en realidad sólo está esperando ese chasquido de dedos que haga despertar nuestra conciencia y que nos permita ver, por fin, el tejido delicado que sustenta nuestros pensamientos.

¡Atención!

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4 Comentarios

  1. Rafa
    2 enero, 2019

    Existen dos palabras con raiz compartida, cuyo significado no tiene nada que ver; Atención e Intención.

    La atención viene determinada por la intención, y esta por la voluntad, si nos han o hemos secuestrado nuestra voluntad, nuestra intención será el objetivo de ese secuestro, construiremos un autorrelato que lo justifique, y nuestra atención irá en función de la confirmación de ese relato.

    Últimamente se usa con frecuencia un término acuñado que responde a una fobia.
    AUTOFOBIA que basicamente es el miedo a nosotros mismos.
    El temor de enfrentarnos a la soledad y mirarnos cara a cara no es facil.

    En una época en la que estamos permanentemente acompañados por lo digital, se produce el hecho de que cada vez nos cuesta más quedarnos a solas con nosotros mismos, (no necesariamente es el miedo a estar solos, sino a sentirse solos),
    es como si tuvieramos la obligación de estar ocupados constantemente, y si por casualidad no tenemos nada que hacer nos buscamos cualquier actividad.

    Tambien los individuos que la sufren intentan permanetemente obtener la aceptación y la aprobación de los demas.

    Sin caer en esta patología , entiendo que hemos conformado una sociedad con comportamientos hipnóticos en que los objetivos fijados limitan el campo de atención, al que se adaptan los ritmos cerebrales, como apunta el autor.

    Cuando esos objetivos fijados no nos valen porque dejamos aflorar nuestros verdaderos sentimientos y nos vemos obligados a modificar o desmontar nuestro autorrelato, empezamos a percibir y relacionarnos de manera directa con nuestro entorno.

    Estamos mas perdidos
    ! Que un pulpo en un garaje !

    Un abrazo

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  2. Beucis
    5 enero, 2019

    Si el hombre solo accede a una pequeña parte de sus posibilidades, si su cerebro apenas se utiliza, si somos prisioneros de eternos retornos, de pisar senderos, siempre los mismos senderos, si tenemos que horadar una y otra vez siempre las mismas rutas con las mismas pisadas nuestro conocimiento quedará encapsulado, apenas se ampliará y nosotros permaneceremos en una actitud de observancia pobre, muy apegada a la supervivencia. Pero como se nos dice, este repliegue de nuestros sentidos, esta latencia que parece acercarnos a la muerte, esta aproximación de Hipnos a su hermano Thanatos, hacen bajar la guardia, y con las defensas relajadas un mundo de sensaciones distintas, de verdades que llegan desde más allá del espacio-tiempo; destellos de conocimiento, enseñanzas que nos envían los dioses, que transportan los mensajeros, los angelois, que van a atravesar nuestra consciencia y nos van a permitir vislumbrar cada vez más la grandeza de lo que no nos es posible acceder, de la inmensidad de nuestra ignorancia, de la certidumbre de nuestras facultades. Porque dormidos, hipnotizados, dirigidos como estamos, tenemos también la seguridad de nuestra esencialidad, de ese yo oculto y profundo, de ese ser al que nuestro estar quiere llegar. Y es la fe la que impulsa ese encuentro, la que sacudirá al durmiente, al hipnotizado, la que hará hombre pleno, despierto, Adán Kadmón.

    Es por eso, creo yo, que se nos dice la importancia de este momento en que vivimos, llenos de ataduras, de nudos, de pecados, sí, pero llenos también de promesas, de posibilidades, de adquisición de logros. De ahí que debamos sentirnos alegres de lo que tenemos y de lo que adquiriremos, siempre que queramos. Y queremos, ¡vaya si queremos!

    ¡Feliz año con felicidad, gozo, alegría! Así se nos ha pedido y nos debemos a ello.

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  3. Panacea
    5 enero, 2019

    Una sociedad donde no propicia la búsqueda interior en cada uno está servido cualquier tipo de aportes externos que logren «una realidad más viva y diferente». Si la realidad cotidiana predispone a un estado de latencia baja, un estado de hastío y aburrimiento sin muchas expectativas, el sentirse buscador de experiencias extrasensoriales mediante aporte de sustancias rápidas de ingerir y rápidas en producir sus efectos, da un carácter de soñador y valiente de la vida que encaja fácilmente con la aceptación social de alguien que se hace llamar libre. Tiene toda la captación de aquellos que desde una aparente espiritualidad hermanada y confraternizada quieren mostrarse valerosos y dispuestos a saltar a un más allá desconocido y por experimentar. Es todo un viaje de ida compartido y a veces hasta admirado; la vuelta no siempre es tan gratificante.

    El camino de máxima alerta y no contaminado que nos cita el autor repetidamente tiene la autoridad de todo recorrido que necesita de su conquista para ser alcanzado. Es un proceso de perseverancia, enderezarse ante el desánimo, fe desde la oscuridad y creer cada vez más firmemente en los posibles logros que todo ser humano puede alcanzar y para el que está llamado. Son elevadas metas las que nos están esperando, pero ningún subterfugio puede sustituir a lo que todos ciertamente anhelamos.

    Cualquier alteración de conciencia que inhiba los recursos que de por sí la condición de cuerpo físico nos ha brindado para evolucionar y poder ir transformando, no deja de atentarse contra la posibilidad natural de utilizar la vida como medio de crecimiento. Si no está adquirido e incorporado, me atrevería a decir que ya sea por métodos médicos, científicos, drogas, doctrinas, sugestión o lo que se precie, se cumple la regla física: todo lo que sube, baja.

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  4. Rafa
    9 enero, 2019

    Todos los que hayais leido el libro de Aldous Huxley, Un mundo feliz, recordareis una palabra Hipnopedia ( proceso de aprendizaje a través del sueño que padecían los sujetos durante la niñez).

    Pero el resultado era que cuando el individuo despertaba, recordaba frases y palabras, pero no podía utilizarlas coherentemente en un discurso.

    Bueno, pues a mi entender en este momento nos inculcan ideas que aceptamos como verdades absolutas pero que son muy parciales, algo hipnóticas y que conforman una realidad parcial, pero que entendemos como aportaciones culturales sin ningun tipo de reflexión al respecto.

    Para llegar a la verdad y entender en profundidad el problema tendríamos que conocer las verdades y la realidad de todos los individuos con respecto a lo que nos quieren trasmitir

    Casi nadie en nuestra sociedad se cuestiona, si los coches contaminan mucho menos circulando a 70 km/h que a 90 km/h. pero lo aceptamos creyendolo para nuestro bien.
    O nos hacen pensar que todos vamos a ser mas felices si reciclamos en los contenedores que nos han dicho, sin una reflexión del porqué generamos tanta basura.

    El problema es que estas directrices nos las inculcan simultaneamente con una sinfonía de Beethoven o una imagen de Las Meninas y se nos graban mejor.

    Por lo que creo que La hipnosis, puede ayudarnos a curar el intestino irritable, o a dejar de fumar, pero nadie en estado hipnótico, puede crecer mientras observa La última Cena de Leonardo Da Vinci, o escuchando El Mesías de Handel.

    Un abrazo

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