Párrafo 14.15
14.15 «Merece la pena hacer una pequeña referencia al arte arquitectónico, y no en lo tocante al hábitat que el hombre se ha procurado en el cursar de los tiempos; el hábitat se relaciona con el confort, necesidades y capacidades de obtenerlo, y siempre ha sido y será tareas de técnicos y artesanos. El arte arquitectónico siempre se relacionó con formas y lugares (teatro) donde podía pasar algo sorprenderte, donde iban a producirse transformaciones inesperadas. Para ello se utilizaron espacios que lo propiciaran. Espacios construidos a base de materiales especiales que ya atesoraban características adecuadas a los efectos que se pretendían. No parece necesario arrastrar inmensas piedras por largos recorridos para construir incómodos vivac. Alguien había soplado secretos en los oídos de aquellos cíclopes obsesionados con el mensaje de los cuarzos, gentes que sin duda supieron que la combinación de espacios, radiaciones y vibraciones alertan los mensajes que vienen de cielo y provocan análogas señales en las bóvedas de los cerebros.»
COMENTARIO DEL AVENTURERO
La palabra teatro en griego clásico, significa literalmente “lugar para ver”.
Los teatros más antiguos que se conocen, se construyeron en base a una estructura circular, de la que casi dos tercios se destinaban a las gradas para los espectadores, en el centro había un espacio circular donde actuaba la orquesta, y en el segundo hemisferio del círculo, de manera frontal a las gradas, estaba el rectángulo dedicado a la skene, la escena. Entre las acepciones de esta palabra se encuentra “templo”. Los bailarines o coro actuaban en la parte de la orquesta (cuyo significado etimológico es precisamente grupo de danzantes) en cuyo centro había siempre una estatua dedicada al dios Dionisos. La skena estaba más elevada y era la zona donde actuaban los cómicos, personajes alegóricos o héroes, y los dioses. Estos últimos aparecían a otro nivel en pasarelas a mayor altura al fondo de la escena.
El teatro es pues un espacio arquitectónico dedicado exclusivamente a favorecer un encuentro entre lo divino y lo humano donde, para que lo divino se haga entender, precisa de que lo humano se vea alterado, transformado a través del rito dionisiaco. Era el coro, en danza, alterando su conciencia habitual, poniendo en movimiento su laboratorio celular, quien desde ese estado en tránsito o “de trance”, podía entender y traducir a los hombres el mensaje de los dioses.
¿Y qué es un coro? Quizá podemos definirlo como una multiplicidad en unión, en comunión, de varias fuerzas, que juntas forman una unidad y se proyectan como tal. Y en este caso lo hacen dentro de un círculo, como núcleo en movimiento de una forma idealmente perfecta o inmutable. Y me resulta interesante relacionar esta idea con el planteamiento que hace el autor sobre la arquitectura, pues ésta es matemática hecha forma en tres dimensiones. Y es interesante que lo dionisíaco de la representación se sitúe en el centro del círculo, como eje o como punto de conexión con lo desconocido. Pi es un número que se expresa en el círculo. Se ha encontrado en mediciones de construcciones arquitectónicas desde la antigüedad, como en las pirámides egipcias, pero en esas mediciones, matemáticamente sólo se ve de manera aproximada. Lo que quiere decir que la matemática conocida aún no llega a la idea de círculo perfecto, a aquello que como idea podríamos considerar inmutable. A pesar de eso, el hombre busca esas formas, quizá porque en él resuenen, y en ellas se reconozca.
Aparecen muchas cuestiones interesantes al respecto de estar dentro de uno u otro espacio. Puede que la forma geométrica y la proporción entre sus partes ejerzan sobre el ser humano una influencia potenciadora de su naturaleza. Pero si además hacemos vibrar esas piedras mediante, por ejemplo, un sonido, mediante voz y música, puede que esa impresión geométrica sea mayor, o llegue más lejos, que afecte a mucha más gente a la vez. Y ahí tenemos a la música formando parte del rito religioso y el teatro desde siempre. La física sabe que el sonido adopta en su viaje de resonancia la estructura o la forma del espacio que lo contiene, y rebota y se imprime así en lo que encuentra a su paso. Inevitablemente provoca una transformación en nosotros.
Al mismo tiempo la proyección de la luz, con según qué combinación de colores, tiene una repercusión directa en nosotros, pues también la luz se comporta como onda, y el color suena… Basta con observar los rosetones en las catedrales góticas, lugares de culto y rito, cuyos artífices seguramente conocían los poderes de su influjo.
Y el autor de este libro, abre una rendija hacia algo que se me antoja fascinante. Nos invita a entender todos estos hallazgos como mensajes que se corresponden con señales que vienen del cielo… Y ¿cuál será ese cielo?¿Aquel más allá de nuestra atmósfera, de conciencias que conocen que existimos y tratan de comunicarse? ¿Serán esos lo dioses? ¿Podemos nosotros contestarles y transformarles igualmente? ¿O pudiera ser ese cielo nuestra propia conciencia futura? Una y otra idea no tienen por qué ser incompatibles…
En cualquier caso, conocimiento, estudio e intuición parecen ir de la mano en el descubrir humano llevado a la acción.
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2 Comentarios
loli
25 junio, 2018Antes del tiempo que me va a tomar el intentar….solo intentar….,profundizar sobre el texto, no tengo más remedio que reflejar mi enhorabuena por el comentario del aventurero porque, directamente, es ¡precioso!, y ha puesto un listón muy alto, (al menos para mí), respecto al trabajo, reflexión y estudio que merece el contenido del libro, y su posterior vertido en este blog.
Ciencia, Arte…Mística…, las tres columnas que quizás vibren en nuestro andamiaje biológico intentando, continuamente, escuchar la música de las esferas celestes, desde el armónico adecuado al que, quizás, nuestros mundos celulares, cada uno de ellos, esté llamado a conseguir, interpretar, y ser capaz de componer partituras nuevas, con notas no contempladas hasta ahora …..para ¿ poder volcar esa música, distinta, a cielos…desconocidos, desde estructuras físicas soñadas en el hombre?.
Una orquesta, y la melodía producto de su trabajo compositor, que, definitivamente, sea capaz de abrir el arca que simboliza nuestro compromiso, una alianza anclada en la noche de los tiempos, y que guarda, quizás, los planos arquitectónicos de ese templo, que quizás, también, pueda ser el el cuerpo humano.
Plano, arcanos, materiales inclusive, custodiados, cuidadosamente elaborada su entrega, o bloqueado su acceso, dentro del misterioso funcionamiento bioquímico. del hombre.
Un abrazo
Rafa
26 junio, 2018Charlando con un arquitecto de mi familia, me expresó algo que se dá por evidente, pero muchas veces no tenemos en cuenta, es el hecho de que la Arquitectura, no es la construcción de cimientos, de muros, o de la estructura del edificio.
La verdadera arquitectura, son las geometrías y los espacios que conforman estas construcciones.
La adecuación de estos espacios normalmente va en función del objetivo perseguido, por ejemplo una nave industrial creará espacios en funcion de elementos que ahorren tiempo y espacio.
Pero parece tambien que el objetivo de cualquier tipo de construcción, todavía no es ni será la trascendencia del ser humano, para lo que entonces si, la utilización de materiales que estuvieran en sintonia con nosotros sería fundamental.
Historicamente hemos considerado que los hombres primitivos vivían en cuevas, pero recientes investigaciones, han concluido que construian diversos tipos de cabañas, y que a las cuevas iban a rezar a sus dioses.
Y porqué en las cuevas, pues porque dentro de las cuevas, las piedras poducen efectos energéticos con los que el individuo se situa en otro nivel de consciencia.
Uno de los minerales mas comunes en las cuevas, es el cuarzo.
Y el cuarzo posee propiedades tales como que:
Eleva la frecuencia de la vibración en el lugar donde está, absorve, almacena, desbloquea y regula la energía.
Lleva la energía al estado mas elevado, y actúa a todos los niveles.
El que haya hecho meditación sabe que es muy utilizado en esta disciplina, pues se dice también que el cuarzo te elige a tí.
Así que quizá no sea tan casual que las vírgenes siempre se aparezcan en cuevas, y que los niños canten la canción de :
» Que llueva que llueva la virgen de la cueva »
Fuerte abrazo