Párrafo 14.12
14.12 «El dolor de la sangre no estrenada ni leída cede ante un estado de vibración magnética de los opuestos, pero si la danza alienta aspectos que rompen el sufrimiento estático y favorecen la evolución, no es menor su compañera inseparable, la música. La emisión de sonidos que provoquen ritmos que muevan el agua, levantando olas que funden la piel con el aire, atrayendo sonidos secretos que desbordan el arca de los arcanos. Y es en el centro azul de la vara de Mercurio, en la cercanía de la roca del diamante, donde rompen las olas en su vuelta del pranayama, el padre de todos los instrumentos, de todos los ritmos y de todos los sonidos, aunque aún su talla no pueda revelar el abanico inmenso de sus destellos, porque los silbos idiomáticos de Babel todavía taponan el idioma sagrado que descubre la realidad, dentro del diamante, y en el aire que viene a su encuentro se escuchan las risas de los mantras que quieren nacer. Y en los momentos de silencio, entre nota y nota se desnuda el aire para recibir sin luto ni impurezas a un mantra recién nacido».
COMENTARIO DEL AVENTURERO
La estanqueidad, la quietud, eso que llamamos paz produce dolor: «dolor en la sangre no estrenada ni leída», pues cuando no se camina ni se evoluciona, no se transmiten mensajes; los opuestos están quietos, sin vibrar, no crean, no hay ritmo.
Eurinome, la del Buen Nombre, diosa creadora, danza, y con la danza crea. Viene precedida de la música, del ritmo, y abre arcanos.
Es en el centro del caduceo, de la vara de Mercurio, centro azul en el que Shiva se traga los pecados del mundo y los filtra y los devuelve purificados, integrados, convertidos en virtud, donde empieza a descubrir sus facetas el diamante, poco a poco, no en todo su esplendor porque aún está taponado el idioma sagrado por la confusión de lenguas, de interpretaciones, de la torre de Babel.
En esa vara, en ese caduceo de Mercurio, formado por serpientes, energías que se entrecruzan abrazando el ocho, en ese centro, en el diamante, rompeolas de todos los ritmos, de todos los sonidos, de todas las vibraciones, cada vez más y más iremos dando a luz a la risa de los mantras, a la danza de los mantras que quieren nacer para impulsarnos, para hacer de nosotros hombres distintos que llegarán a dioses, como canta Orfeo a los Argonautas, como nosotros, Argonautas del sexto día de la Creación, queremos también ser.
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2 Comentarios
loli
4 junio, 2018Existe una parte «oculta» en el libro que acoge y acuna las memorias del corazón.
Un lugar donde ¿la luz de hierro? embarcada en nuestra sangre, puede que necesite acercarse lo más posible para iluminar un mundo sutil, que hagan …comprender, madurar y viajar con esa iluminación, al encargado de acogerse a las leyes físicas aún no descubiertas, y traer al mundo celular «el mensaje»…ese que, quizás, ya no será susceptible de ser alterado.
Si no es así….nuestra sangre seguirá un periplo… repetido….donde «se dolerá» de la falta de su lectura en el libro del aire que la espera…desde las etapas más tempranas de nuestras decisiones y compromisos frente a la ventura del nacimiento.
Un mundo que quiere forzar y reforzar ritmos sociales que quiebran y rompen las posibilidades de los ritmos individuales, que los confunden y alteran la posibilidad de atención, que los engloba y homogeniza, como si ello fuera posible, que coloca a los hombres frente a la disyuntiva del movimiento pendular hipnotizador de su modelo…o la locura del que pretenda explorar otras posibilidades…,¿mantendrá en el dolor la sangre de tantos que nacerán…y se les intentará domesticar para que sus ritmos no les permitan acercarse a ese «libro desplegado, en el aire» que ,quizás, constituyan sus pulmones?.
¿Tablas de una Ley que se configuró en un compromiso…muy, muy temprano de nuestra vida…., en un viaje, no por olvidado….. inexistente?.
Rafa
7 junio, 2018El dolor de la sangre no estrenada ni leida de la que habla Lorca en su teatro, cede ante lo trinitario.
Parece que de alguna manera, estamos condenados a la corporeidad desde el pecado original, como escuché decir en una charla reciente.
pero esa corporeidad, es también el origen de la razón y de la dualidad.
Desde entonces la realidad en que nos movemos, es blanca o negra, buena o mala, divina o demoníaca.
Pero estamos destinados a la unidad (a fundir los opuestos), a vencer el teórico estatismo en el que estamos sumergidos a través del movimiento.
La danza y la música provocan ritmos que hacen que desborde la información celular proteínica que nada en nuestros mares.
Sonidos que provocan que se mueva el arca.
Sonidos que activan nuestros sonidos mántricos sin exteriorizar, que guardamos dentro de nosotros mismos.
Nietzsche, tiene reflexiones sobre la música y la danza que creo explican muy bien este proceso.
Bailar requiere una consciencia que permite que nuestras extremidades respondan a los impulsos dionisíacos de la vida. Bailar relaciona la mente y las pasiones, la danza es el arte que conduce al superhombre.
En la danza el cuerpo habla, se fusiona con el pensamiento en un nuevo lenguaje, es la propia esencia humana, la que se mueve en el escenario representando la coreografía de la rutina cotidiana.
Danzar es la afirmación de la vida, mediante el flujo de nuestra propia energía encontramos felicidad plena, al alinearnos con el mundo y seguir el ritmo de la música vital.
Bailar es sentir con cada nervio del cuerpo la intensidad del caos del Universo. La libertad no puede existir solamente en el pensamiento sin exteriorizarse.
Nietzsche solamente creería en un Dios que sepa bailar.
Y sobre la música supongo que todos conoceis la frase:
«Sin música la vida sería un error».
Así que parece que tendremos que seguir cantando y bailando.
Un abrazo