Párrafo 13.15
13.15 «Todo nace y muere en el primer momento. La pincelada que cruza el espacio vuelve a pintar todos los colores, cada sensación captada por los sentidos recompone el universo subjetivo. En realidad, a pesar de la resistencia de una identidad obstinada, cada momento crea una vida nueva. En la tiranía de los brujos que se empeñan en detener el tiempo prima la jerarquización de un falso Vishnú, y provoca la falsa necesidad de que un ser hermético camine las entrañas del hombre, escribiendo las reglas y las leyes místicas dictadas en el corazón. La ilusión de ser inmutable, de seguir teniendo un esquema ético basado en normas, es un atributo divino secuestrado por la razón cuando se alimenta de una pequeña parte de la consciencia. Mientras los miedos se anestesian inventando la droga de un presente sucesivo y acumulado, la realidad impone una creación continua más allá de la rutina hipnótica.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
«Todo nace y muere en el primer momento». Estamos tan lejos y tan cerca de la comprensión de esta afirmación… De todo este párrafo…
Lejos, lejísimos, en nuestro pensamiento cotidiano, en el 99,99999999 por ciento de nuestra actividad pensante, diaria, mensual, anual, vital, incluida la que producimos a partir de la lectura de libros profundos, de profundas y sesudas conversaciones, agudas reflexiones filosóficas…
Tan cerca… en aquellos breves instantes en que nos embarga una sensación indefinible de atemporalidad, serena y fugaz, ajena a este mundo, de absoluta y grandiosa pequeñez, de una sabia y milagrosa ignorancia, infinitamente fértil a su solo contacto (temido, malogrado, irrecuperable, amnésico)… que dura quizá medio segundo al contemplar un parto, o ante la muerte de un ser querido, o incluso un día extraño frente a un cuadro inesperado, una inquietante luz al amanecer, un versículo perdido, una foto a destiempo…
¿Es posible imaginar permanecer prendido en ese estado de conciencia? Ojalá al menos, pienso, en los instantes sin tiempo previos a la propia muerte.
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2 Comentarios
loli
6 febrero, 2018Sueño…sueño profundo, de instantes….inmenso…
que nos hacer poder despertar a los biorritmos desarmonizados,
cada mañana….
Sueño….profundo…¿nos acercas, cada noche, a ese lugar del que habla Aventurero: «esos instantes sin tiempo previos a la propia muerte», para poder beber de ellos?…..
Rafa
7 febrero, 2018Vishnú custodia las memorias grabadas en nuestras células, pero nosotros en lugar de permitir que nos muestren el camino, las jerarquizamos.
Hacemos depender las memorias cardíácas, las neuronas intestinales, las del riñon, etc, del uso exclusivo de la razón.
Y las jerarquizamos, porque pretendemos inventarnos un yo, un ser que escriba las leyes que ya tenemos escritas,
En nuestro delirio, pretendemos un ser autosuficiente que mostrar a los demás, al mundo.
Pero afortunadamente, estamos construidos para irnos construyendo.
Afortunada y milagrosamente, todo nace y muere en el primer momento.
Qué es el día ?, Que es la noche ?.
Del día, la tarde es su agonía, y el alba el declive de lo oscuro de la noche.
La sensación, la percepción, solo cree en este momento y por los cambios es que se muere o se sigue vivo.
La noche muere por la luz en el momento, y el día muere por la sombra y esto es solo movimiento.
Verdaderamente dá miedo que en cada sensación captada, se recomponga todo el universo subjetivo, cuando uno por la mañana, se ha hecho una composición de lugar, y de todo lo que va a hacer durante el día.
Pero cuando se hace consciente la cantidad de cosas que se pueden decir con una mirada; lo que nos puede transformar una palabra poética ; o que una mujer con el tacto puede suprimir el miedo de su hijo.
Uno concluye que el mundo está muy bien inventado.
Un abrazo