Párrafo 12.44
12.44 “En cada hombre vive un alma que supera su consciencia cronológica.”
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
La realidad subyace. En el origen de todo ya estaba todo ¿O no? Sabemos que todas nuestras posibilidades deben existir para poder ser escogidas. Ya están todas, aunque se transformen según las vivamos. Ya están todas. Pero nuestra consciencia intenta trenzar el tiempo a base de causas y consecuencias que se agolpan y apelmazan los hechos hasta que toman la forma de nuestros deseos ¿Y el resto? Se sale de nuestro discurso porque discurre de otras maneras. No sabemos por qué, pero siempre falta algo, algo que no ha pasado. Es decir, que existe de alguna forma, pero no se ha producido. Está y no está. Eso no puede ser admisible bajo un punto de vista, digamos, binario: las cosas son o no son porque si no, no tendríamos clara la secuencia de los hechos. Pero tampoco está clara. Soñamos y pasan muchísimas cosas de forma simultánea: sabemos que nos estamos preparando para el día siguiente. Nos despertamos y empezamos a contradecirnos, no escuchamos aquello que nos ha impregnado, montamos sobre el tiempo otra vez como si fuera un caballo manso y le hacemos caminar por los mismos sitios fingiendo que avanzamos. Pura obsesión. Y sin embargo, sabemos que hay cosas que trascienden el tiempo. Como amar. Tiene que ver con dejar que suceda lo que tiene que suceder. No manipular. A veces, se transparenta algo en nuestra actitud y nos sentimos más cerca. De algo que, por fin, tenía que darse. Y eso nos libera de cosas del pasado o del futuro, no sabemos. Porque sí existe el eterno retorno de quienes somos, en cada instante. Y tal vez, en ese momento, el alma nos hace saber que vive. No que nos habita, sino que vive. Sin lazos ni límites: pura sangre. Por eso, “quien busca entenderla, no la entiende. Y quien busca no entenderla, la entiende”.
Silencio.
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4 Comentarios
Rafa
23 octubre, 2017A veces nos preguntamos ¿que es una abstracción ?.
Cuando alguien pinta un cuadro abstracto, a que nos referimos ? ; una fórmula matemática decimos que es una abstracción ; a una creación nuestra, que está en nosotros, sabemos que existe pero no vemos, le llamamos abstracción.
El alma es una entidad abstracta; la religión dice que el hombre está compuesto de cuerpo y alma, y que el cuerpo es material y el alma espiritual.
Y si el alma estuviera compuesto de una especie de materia que no vemos, que no conocemos y por tanto no se rige por los mismos principios de espacio/tiempo.
Sería evidente que el hombre no tendría consciencia de ella, no formaría parte de su realidad, y sin embargo el alma estaría ahí con nosotros para darnos el impulso vital que nos alienta en cada acción.
Muchas veces usamos términos que pertenecen a la vida psíquica, de los que no somos muy conscientes, por ejemplo decimos de un hombre malo, que es un desalmado, sin saber muy bien lo que es.
Nada fuera del tiempo tiene consciencia cronológica .
En cualquier caso todos intuimos que nuestra alma está ahí como una sombra, un principio de vida que nos acompaña, y nos trascenderá.
O somos nosotros los que le acompañamos a ella ?.
Un abrazo
Alejandro
25 octubre, 2017Muy bonito comentario, que muy elegantemente nos hace respirar que en cada instante existe la posibilidad de vivir hacia la aventura, porque alguna parte de nuestra naturaleza ya la comenzó y sueña con refrendarla en la consciencia.
Nuba
26 octubre, 2017Antes de irme, aún no me he ido.
El acá me llena con sus misterios y con sus aromas
y si llega el allá- a veces ha llegado junto con el allí aquel… con el que aprendo, pero sobretodo, me encanto y desencanto con el ahora.
(¿mé? sí. Pues habla ella que conoce mis limitadas experiencias- aunque podríamos hacer los ay y los aleluyas perfectamente polifónicos, con las otras almas que nos miramos y eso es lo que hacemos las más de las veces).
El ahora es un piano que no apela a la inmortalidad, apela a la belleza sublime de quienes se dejan llevar por las notas que su alma les marca en el silencio unido con el ritmo.
Los finales de octubre, con calor o sin él, siempre traen hojas rojas , ocres, amarillas, verdinegras, y hasta azules y malvas, que alfombran los resecos suelos para acolcharlos.
Y aún desgranamos. Qué placer, qué privilegio… teñirnos las manos …dejar que el alma las atraviese.
https://www.youtube.com/watch?v=9SdPjl-P-ug
Mandrágora
27 octubre, 2017Ante todo, mis felicitaciones al Aventurero; me ha gustado mucho. Y ahora esbozo yo.
Salir al encuentro en vez de ir a su búsqueda, ¿no sería una forma de apertura para romper la dualidad de ese algo que dice el Aventurero que está y no se ha producido? La sorpresa, la constatación, la aseveración y reconocimiento de una verdad, la tuya, de ese algo que se produce desde la concatenación de circunstancias no siempre manejables ni tampoco secuencial, vivifica la amplitud de miras y refuerza la aseveración de que por ahí es; un encuentro con esa posibilidad de impulso que parece aguarda a que se le despierte, para ir desvelando y mostrando los secretos que en cada uno subyacen.
Las analogías por las que habitualmente transcurrimos, quizás sean en sí un impedimento a la forma de sentir que facilitaría un lenguaje distinto y otra disposición a aprender y reconocer. «La actividad de la razón consiste en discurrir partiendo de lo ya conocido para llegar a lo desconocido (pensamiento discursivo). La actividad del conocimiento es adquirir la verdad sin necesidad de un proceso de deducciones», nos dice al autor.
Y si entramos en esa otra dimensión, ¿no participaremos de sus guiños? ¿No nos resultará más verosímil el porqué de estar aquí? ¿Nos sentiremos más completos? ¿Tiene que ver con ese alma al que se nos hace mención?
«La verdad es tan simple que hay que prepararse para no pasar distraídamente sobre ella».