Párrafo 11.10

11.10 «Mientras en la vigilia, los vendedores de sueños siguen predicando soluciones de baratillo. Algunos vocean mitades de fórmulas mágicas robadas a las artes evolutivas, otros proclaman las ventajas fantásticas de la relajación y cuentan a las gentes confusas lo que quieren oír y hacen sortilegios que buscan confundir trabajo con adocenamiento para rodearse de admiradores que han dejado de creer en sí mismos. Suelen ser personajes que manejan citas, de porte engolado y mirada autosuficiente, que se refugian en conocimientos secretos que nunca ejercen y que manejan la buena fe de las gentes como una mercancía más en el mundo del consumo. Son usurpadores que no saben nada de chamanes y de magos, y menos de maestros de la fe, pero manejan citas sánscrito-brahamánicas o cabalísticas o sufíes desde la difusión de algunos rituales, orquestándolos de manera uniforme y multitudinaria. Son verdaderos impostores que sospechan que el hombre asiste indefenso en apariencia a la crisis de la fe, y que el súbdito de la infraconsciencia, la razón, no puede dar respuestas a tantas interrogaciones pintadas en las caras de los espejos».

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

Vivimos tiempos de confusión y contradicción donde se reivindica la libertad a voz en grito mientras se exigen derechos y se descartan obligaciones. Donde se habla de salud como si esta fuera un síntoma de evolución, donde se buscan un cuerpo y mente sanos, como si la mente estuviera formada exclusivamente por el pensamiento, éste la más de las veces egocéntrico y obsesivo.

Se convierten en prácticas de entretenimiento o terapéuticas, ancestrales planteamientos profundos sobre el sentido del hombre y su evolución; y cuántas personas se autodenominan maestros de ese conocimiento tras haber recibido un cursillo intensivo de seis meses, considerándose capaces por ello de guiar a mucha gente hacia el camino de la felicidad. Por supuesto, no saben demasiado acerca de las diferencias energéticas de cada persona, ya que tratan a todo el mundo por igual sin preocuparse o ni siquiera plantearse con responsabilidad la trascendencia o repercusión que sus prácticas puedan tener en quien se pone en sus manos. Por otro lado está el seudo paciente/discípulo que tampoco tiene esto demasiado en cuenta, ya que su principal motivación es conseguir un estado de tranquilidad con poquito de esfuerzo, y que deje de dolerle el dedo gordo del pie, porque esa es la señal de estar en paz y armonía con uno mismo y la naturaleza. Por supuesto esto dura solo un poco, tras salir de la sesión de “yoga”, y pronto volvemos a caminar por la calle ciegos y sordos, cabizbajos, infelices, tristes y solos.

El esfuerzo, el conseguir por uno mismo, el desarrollo, nada importan a esta sociedad de los remedios instantáneos. Y ante esta situación se abre un negocio amplio y muy rentable: el de la dependencia psicológica a todas estas prácticas seudoespirituales, estandarizadas, masificadas, desde planteamientos utilitarios y personalistas, buscando en ellas un beneficio exclusivamente propio, olvidando que la libertad esta más cerca de servir que de necesitar que te sirvan.

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12 Comentarios

  1. Nuba
    12 julio, 2016

    Esta vez la reflexión no la hago del texto, pues todos estamos viendo que el arte del estar presente, «en el momento presente»( que no existe, aunque ellos dicen que sólo existe ese momento, en el invento del tiempo lineal y anticientífico…, se extiende como una maldición más de este capitalismo salvaje en el que se vende de todo, y esos vendedores de humo negro, comercian con la vulnerabilidad de las gentes, perdidas y enfermas, tocadas de muerte y más confusas que nunca, y que desesperadas se ponen en manos de cualquiera que comercia, no sólo con su cáncer, su asma, o su jaqueca, sino con lo más perverso, comercian con las emociones.

    Sin embargo, el aventurero asevera algunas frases con las que no estoy de acuerdo , entendiendo por qué es así de contundente:
    Dices que la salud no es síntoma de evolución, para eso habría que definir objetivamente la salud. Y se que los lisiados, los «tarados» de nacimiento, pueden ser los seres más saludables de todos.
    Pero lo que sin lugar a dudas no es síntoma de evolución es la enfermedad. Y precisamente no lo es por lo que explicas más abajo, porque el cuerpo y el cerebro no van cada uno a su «avío» sino que van juntos.
    Todos estamos malcomíos y malbebíos, pues ya no hay alimento apenas, y la comida es la droga más adictiva de las drogas.
    Y en cuanto a vociferar por los derechos y no por las obligaciones, como dices en tu párrafo primerísimo, desde mi punto de vista, jamás he visto tanto aguante en esta sociedad globalizada que tenemos, varios millones se juntan para vociferar en un partido de fútbol, y eso ( mas cruel que los circos de leones ) nos parece bien.
    Somos de estos o de aquellos, políticamente..
    (Claro, de los matadores, los sanfermines y hemingüey no voy a hablar… que el personaje enfermo aquel, mataba hombres y bestias por placer )
    Creo que ni hemos gritado aún lo suficiente y además hemos gritado tarde , de ahí el pataleo.
    Ahora son «ellos » los que gritan a la desesperada, como siempre lo han hecho, con el palo en la mano.
    La mayoría sigue silenciada y pides silencio? La mayoría no empieza a gritar hasta que el barro no llega a la puerta de su casa, antes había visto la del vecino y había dicho «virgencita que me quede como estoy «y cerraba la puerta, a ver si esos que eran sus amigos, venidos a menos, ahora iban a ir a pedir algo, vamos como en la guerra, como la guerra mas perfecta, la que no necesita armas, se basta con que nos matemos los unos a los otros, y con confundir a la gente .
    Un cambio profundo está ya aquí desde hace décadas, ( como la inversión-perdón , el derretido de los polos) pero al mismo tiempo, y antes, ya se instaló un sistema que obliga al deseo y del que nadie está exento.
    La diferencia, es que unos piensan que tienen derecho a ese deseo y que los otros, eran unos vagos que hubieran trabajado,,, ay el discurso…como si el acceso a la cultura hubiera sido siempre igual para todos.
    Como si diera lo mismo una cuna que otra.. una herencia que otra.
    Y si los que no tienen gritan y los que se mueren llegan ¿ habrá al menos que no cerrar los ojos y/o taparse los oídos?
    Los comerciantes de cuerpos y mentes, los líderes ideológicos y los entes financieros mundiales, esos no hablan, está claro que hacen y van a seguir haciendo sus deberes. Y ver las cosas sólo desde un lado nos hace cómplices, sea el lado que sea, me da lo mismo.

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  2. Rafa
    13 julio, 2016

    Dice el autor, que el hombre asiste indefenso en apariencia a la crisis de la fe.

    » parece que hay una crisis de la fe generalizada «.

    Y que cuando los hombres pierden la fe, aparecen miriadas de usurpadores que intentan aprovecharse, pero también dice que existen autenticos maestros de la fe, que tienen la capacidad de interpretar el camino que tiene que realizar cada uno de nosotros para llegar a su ser, y trasmitírnoslo.

    Esto me impulsa a fomularme varias preguntas.

    La primera es ¿ porqué perdemos la fé ?

    Y otra que considero crucial, es si habrá algun momento en que seamos capaces de cojer nosotros las riendas de ese camino, y convertirnos en maestros de nuestra propia fe.

    Quizá en ese momento, los vendedores de sueños, las voces que proclaman las ventajas fantásticas de la relajación, y que buscan confundir trabajo con adocenamiento y se refugian en conocimientos secretos que nunca ejercen.

    Probablemente todos ellos, pasarian a engrosar las abultadas listas del paro, que tambien probablemente existiran todavia.

    Un abrazo

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    • Alicia
      13 julio, 2016

      ¿Pero hay de verdad alguien que sepa qué es la fe? ¿Seguro que no se la confunde con «necesidad»?
      Todos hemos oído nombrar la fe desde niños, pero no he conocido a nadie que la haya sabido definir sin utilizar tópicos manoseados o el discurso vacío de curas en púlpitos.

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    • Aventurero
      16 julio, 2016

      Estimada Nuba. En respuesta al planteamiento que haces sobre la salud, estoy de acuerdo contigo en que sería necesario profundizar en el concepto salud así como en el de evolución para poder entablar o no una correlación entre ambos. De todos modos, siendo consciente de esta carencia, trataré de explicar algo más la referencia que hacía en el comentario. En cuanto a la salud, creo que est sociedad le da demasiada importancia, o mejor dicho vive demasiado preocupada por un aparente estado de salud e insisto, mucha gente cree que con estar comúnmente sano está cumpliendo con su destino vital, por decirlo de alguna manera. Y puede que vivir así no esté mal pero desde mi punto de vista ese no estar mal se queda algo pobre. Porque entiendo, intuyo y experimento que cada persona tiene una capacidad transformadora absolutamente trascendente de uno mismo y de su entorno. Tampoco estoy de acuerdo ni aceptó que la enfermedad sean un síntoma de no evolución: la mayor parte de genios, artistas, científicos, filósofos, poetas… Han padecido en su vida alguna enfermedad. Quizá la capacidad evolutiva este más relacionada con cómo afrontar la enfermedad que con el hecho o no de padecerla. Y este es un tema interesante del que seguír debatiendo si hay interés.
      Un saludo afectuoso.

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      • Alicia
        17 julio, 2016

        Totalmente de acuerdo, Aventurero. Que no es que diga yo que no hay que ser razonablemente cuidadoso con qué se come, pero siempre me producen una cierta sensación de «pobreza» de alma (entrecomillo la palabra porque no se ajusta con precisión al sentimiento que me causa) las personas que viven pendientes de qué es lo más sano y qué es lo que mejor va a «sentarles»; creo que es una forma exagerada de prestar atención al cuerpo, como si el cuerpo fuese todo cuanto tenemos, nuestra propiedad más preciada por la que hemos de velar.
        El cuerpo, opino, es nada más el habitáculo. Es un poco aquello, que habremos escuchado algunos de los que nos movemos en este blog, de que no se debe confundir al piloto con su avioneta.
        Aparte de eso considero también – aunque esto ya es una idea no del todo vinculada a lo anterior – que considerando que alimentémonos de lo que nos alimentemos siempre va a ser de seres vivos debiéramos ser más respetuosos con las cantidades. Me pone literalmente enferma cuando veo gente gorda, que no puedo evitar el pensar «¿cuántos pollos de más lleva este o esta colgando de los michelines?»

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      • Loli
        20 julio, 2016

        Tengo una amiga, escritora y poeta, a la que quiero y admiro, que me advierte muchas veces al respecto de cómo la etimología de las palabras pueden ser equívocas y hasta «tramposas».

        En esa advertencia entiendo que me anima, también, a no quedarme solo en la asociación facilona, sino a profundizar en matices y fuentes, y así otras pocas veces…o no tan pocas, las palabras, pueden encaminar o, al menos, sorprendernos ante el descubrimiento de trayectos originarios de conceptos que utilizamos de forma rutinaria y manida, sin saber muy bien de qué hablamos.

        Así, la palabra «salud» viene del latín: «salus»,»salutis», de la misma raíz que «salvus» (intacto, a salvo).

        Parece también que «salvus tiene relación con el prefijo indoeuropeo «sol-«, presente asimismo en la palabra sánscrita sásvah (entero) y en el griego (holos) (entero, total).

        La palabra enfermedad, viene también del latín «infirmus», que significa «falta de firmeza».

        En francés la palabra «fermé» significa cerrado.

        ¿Cerrado a qué?….

        ¿Sería posible extender el campo que abarca el significado de «estar sano», de «salud», a muchos más aspectos de los que nos preocupan?.

        Etiquetar, tratar obsesivamente de nombrar los síndromes y síntomas que suponen continuamente conflictos y trabas a «salvar», parece un poco contradictorio, porque si establecemos ya los criterios y los límites de lo que no conocemos, significa que puede que no estemos dispuestos a «trabajar para reconocer el conflicto a superar»….quizás…

        Quiero decir, que, a lo mejor las propias palabras puedan estar indicando aquello en lo que nos estamos equivocando, a la hora de tratar de definir y describir lo que debe ser «saludable», y lo que supone una situación de «en-fermedad».

        ¿Falta de firmeza?….eso suena más bien a una actitud que propicie…¿una percepción más íntegra…más completa de nosostros mismos, y del resto?.

        «Holos», el prefijo de origen griego que precede a palabras como holograma, significa «entero». La propiedad del holograma es que a partir de una de sus partes, la que sea, es posible reconstruir la imagen entera que lo propició.

        Que me perdone mi amiga poeta….pero no he podido evitar buscar etimologías…aunque seguramente me haya perdido en ellas…

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  3. Loli
    13 julio, 2016

    Los discursos de oficiantes desde los púlpitos, han podido estar vacíos, llenos de intenciones distintas a lo que su estatus demandaba, y también…pletórica de conocimientos teológicos.

    Ha tenido que haber de todo, porque, lo que no podemos perder de vista, es que, detrás de todas las religiones, y de las teologías, y la filosofía que las empujan, hay trabajos milenarios en torno al pensamiento, y conocimientos mantenidos y transmitidos a través de infinidad de caminos, contrastes y avatares, conviene tenerlo en cuenta, porque una de las causas de caer en una exaltación de la cultura y de la ignorancia, y en consecuencia, de bloquearnos caminos de desarrollo, es justo eso, la denostación tenaz y sistemática desde extremos laicos y también de los llamados religiosos, de todo lo que supone, lo que puede estar latiendo, detrás de los pensamientos, corrientes y trabajos teológicos…

    Si se quisiera profundizar, y se pudiera también, pues no es fácil, y el acceso a esa profundización está guardada y vigilada por «cancerberos» milenarios…como ocurre con la mayoría de las religiones institucionalizadas, podríamos sorprendernos con lo poco que sabemos, por ejemplo, con lo que significan muchas fórmulas litúrgicas, de las que solo nos ofrecen…eso…las fórmulas sin más.

    Por ejemplo, aunque es de creencia generalizada que «la fe caracteriza el cristianismo», pues, en realidad no se expresa así, sino que «el cristianismo se caracteriza por «el objetivo de la fe».

    Es solo un ejemplo, pero importante, creo yo, ya que, volviendo a lectura del Nuevo Testamento, ese que, junto con el Antiguo Testamento o Libro, todos damos, o casi todos, por archiconocidos…, y nunca hemos leído más allá de algunos versículo y párrafos (en general), pues resulta que en Hebreos 11,1, define a la fe, como «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve..»

    Pasando de alto todo el trabajo y siglos de confrontación filosófica, que llevó a esta aseveración….canónica, (seguro que también hay apócrifas), simplemente, constatando que lo que percibimos con los sentidos, no es ni de lejos, toda la realidad que en verdad nos rodea (materia y energía oscura, por ejemplo….y esto es ciencia), pues resulta que la frase…no va mal encaminada.

    Seguramente la fe, como la esperanza, caridad, esas virtudes teologales del alma, que hacen referencia también a sus potencias (memoria, entendimiento y voluntad), forma parte de todo aquello que hay que descubrir…a partir del trabajo de querer hacerlo, dando por hecho….el desconocimiento del que partimos.

    Parece que el propio San Agustín, que en un primer momento se acercó al gnosticismo, e incluso al maniqueísmo, afirmaba en su etapa de docencia, que la búsqueda de Dios había que realizarla en «uno mismo».

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  4. duende
    13 julio, 2016

    » que a menudo dejan de creer en si mismos» es ese el punto magico de este dialogo, si trabajaramos duro para seguir confiando en nuestro cambio, en nuestro camino, seguramente sabriamos reconocer a los impostores, desde lejos…

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  5. Alicia
    14 julio, 2016

    No he tratado en absoluto de cuestionar la existencia de la fe; lo que me desconcierta bastante es que las personas podamos decir – o aunque sólo sea pensar – tengo fe o no la tengo o la tuve y la he perdido cuando la fe, con independencia de su propia entidad, o de su propia naturaleza, de la que no dudo, es un concepto tan inasible como pueda serlo “universo”, por poner un ejemplo, y que por mucho que sea explicado no es posible que todo el mundo entienda igual.
    Supongo que detrás de todo cuanto nos mueve a actuar de la forma correcta – y entiendo por correcta la forma “necesaria”, aunque muy posiblemente y en infinidad de ocasiones no la más confortable y puede que hasta ingrata – está habiendo una voluntad de que el mundo (o la pequeña parcela que podamos abarcar y que tal vez las más de las veces quedará reducida al entorno cercano) funcione un poco mejor que antes de aprestarnos a tal o cual acción.
    Supongo también, no de forma razonada o razonable, sino porque no lo sé suponer de otra manera, que el “algo” que está a su vez impulsando a la voluntad a actuar de la forma correcta está él mismo (ese “algo”) movido por… Y ahí me encuentro con lo que yo llamaría fe.
    Pero es una concepción subjetiva. Sigo sin saber qué es la fe. Y sigo siendo incapaz de darle una definición que sea admisible o comprensible por alguien que no sea yo. Y sigo sin saber si tengo fe o no la tengo.
    Y si alguien se aventurase a decirme “la tienes” o “no la tienes” me estaría hablando de su propia fe, no de la mía.
    Y una y otra, fes ambas (o ninguna), estarían (fueran lo que fuesen no importa con qué nombre) teniendo y dándonos la fuerza necesaria para seguir tirando de la vida.

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    • Nuba
      15 julio, 2016

      hay que ver qué bien razonas, Alicia. Casi todo el lenguaje está creado de conceptos abstractos. Sólo que por consenso a la mesa, la hemos llamado así, pero lo que no se ve lo que no se percibe, ¿existe o no existe?.
      Asociamos la fé con algún tipo de creencia, pero el hilo significante que la diferencia de la esperanza es para algunos muy fino.
      Nadie puede definir objetivamnete la fé lo que no significa que no sepamos – a días, o a momentos- si la hemos perdido o la mantenemos.
      ¡que complicados somos los humanos con los dogmas de fé o descreencia!
      Sin embargo en el poema, no se habla de fé pero se describe una fé, personal, la del poeta.
      En el teatro, la música y el baile, tenemos fé, y por eso representamos una pequeña parte que en ese momento hacemos nuestra. Cuando pintamos, el arte de dentro se funde con el de fuera porque hay fé-movimiento- en el acto de creatio..
      Cuando andamos también lo hacemos con fé. Nuestro sistema neuromotor autónomo da un paso detrás del otro, sin ser conscientes – cuando somos conscientes, el tiempo se ralentiza– no podríamos correr tanto conscientemente- pero lo hacemos con la fé de que la pierna izda va a dar el paso guardando todo el equilibrio de nuestro cuerpo. Aún así, una piedra en el camino, o cualquier otro accidente .

      «LOS ÁRBOLES QUE NO CREEN EN SUS RAICES

      La derrota es el satén, el lecho de plumas
      donde duerme atigrada la victoria.

      La selva de la noche siempre recomienza,
      la sonrisa de la mañana es un candado.

      Se ha posado un jilguero en el alféizar.
      El niño dice: se ha posado un jilguero.
      El poeta dice: mi ventana se ensancha.

      Si cierras los ojos puedes calcinarte, no los cierres.
      La mentira ha sido calumniada: la verdad
      no es cierta, también tiene mataduras.

      Soñarás con los rojos de los flamboyanes.
      Serás una tromba, un caimán, una tormenta.
      No olvidarás a tu muerto, no cejarás en tu
      fe: el viento es cruel con los árboles que
      no creen en sus raíces. El viento
      es cruel con los árboles que
      no creen en sus raíces. El
      viento es cruel con los
      árboles que no
      creen en sus
      raíces.»

      Batania 2012.

      Contestar
  6. Loli
    15 julio, 2016

    En el ámbito sanitario, es común observar cómo, las personas cuando sufrimos alguna dolencia o conjunto de ellas, nos mantenemos inquietas, e incluso ansiosas, hasta que nos ofrecen un «diagnóstico», de lo que nos está pasando.

    Ese hecho…parece relajarnos…al menos, sabemos qué es lo que nos pasa…está reconocido…tiene un nombre.

    Bueno, en Medicina se sabe que eso no funciona así. La mayoría del etiquetado conocido como «Diagnóstico Médico», engloba muchas cosas, sintomatologías…relaciones entre el funcionamiento de distintos órganos, lo que se denomina «síndromes»…es complejo, pero una nomenclatura necesaria a qué atenerse para trabajar entre tanta complejidad, y aún desconocimiento del funcionamiento orgánico.

    Pero nos hemos acostumbrado a «tranquilizarnos», cuando algo «está definido», aunque esa definición no responda a su naturaleza real o total.

    Igual nos ocurre con otros conceptos, y creo que en el tema de la fe, tal y como se nos ha transmitido, nos ocurre lo mismo.

    Cuando son conceptos, nacidos seguramente, para no ser asidos desde una razón infantil y poco madura…sino desde muchos más aspectos, que requieren abrir el espectro de la intuición, de la capacidad perceptiva …de la aventura…fuera de etiquetas.

    Quizás no es lo que nos puedan decir otros que tenemos o no….sino lo que nuestro «yo» más profundo trata de indicar.

    Son potencias del alma…son virtudes que acompañan a esas potencias. Escucharlas, buscar la «autenticidad», no es gratis…y requiere trabajo…me parece.

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  7. Rafa
    15 julio, 2016

    Si la Wikipedia no miente, el origen de la palabra fe, es fides (confianza).

    Y el concepto de confianza se suele utilizar en el contexto de las relaciones personales.
    se refiere a cuando una persona tiene cierta seguridad al respecto de quienes le rodean o le son cercanos, seguridad en la integridad, habilidades, fortalezas y capacidades de los demas.

    Pero cuando lo traspolamos a uno mismo, parece que nuestra confianza se quiebra, quiza porque esta mediatizada como dice el autor por el subdito de la infraconsciencia (la razon).

    Para mi la fe, sería la confianza plena en que el que va a ir dando respuestas a todas sus acciones, a leer las paginas del libro de su vida, va a ser el auténtico, el ser que llevamos dentro y que está por descubrir, no una falsificación de tantas como nos fabricamos, y que creemos que son ( nosotros mismos ),

    El problema, por lo menos a mi me ha pasado, es que muchas veces, nos interesa escuchar al impostor, al carcelero, hasta que uno se va dando cuenta que ese ya te tiene muy aburrido, porque le conoces mucho, y te le has inventado tu, y comienzas a buscar al otro.

    Un abrazo

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