Párrafo 16.2
16.2 «Pero como relatan los viejos Vedas, cada acción que sólo está guiada por el deseo pertenece al plano inferior de la conciencia, por eso parece necesario que la voluntad intuitiva despierte la responsabilidad para inspirar un paso hacia una identidad esencial.»
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
Los Rigveda son los textos sagrados más antiguos de la India, cuyo origen se remonta a más de 3.500 años de antigüedad. Un inmenso conjunto de versos que buscan, mediante cantos, himnos, relatos mitológicos… llegar a saber, conocer, a ver y entender con claridad la Ley que rige el origen de todas las cosas. Durante miles de años, estas enseñanzas se trasmitieron de manera oral, no siendo escritos hasta la Edad Media.
A diferencia del resto de los animales que comparten planeta con nosotros, los seres humanos, aquellos son capaces de leer en su código genético las rutas de su vida. Sin embargo, el supuesto animal superior, aquel dotado de razón, de inteligencia por la naturaleza no es capaz de conducir su destino sin cuestionar sus pasos. El libre albedrío aparece sobre la faz de la tierra, encarnado en las dos razas que conforman la humanidad, marcado por la duda, por la indecisión, por la resistencia a asumir las consecuencias producidas por el movimiento voluntario dirigido en una u otra dirección. Pero la razón no alcanza a vislumbrar lo correcto o incorrecto de cada paso, pues no es capaz en realidad de conocer la verdadera trascendencia de cada gesto, que altera necesariamente la totalidad del conjunto. Ante tal inmensidad, pararse y no actuar parece la única respuesta posible para aquel que pretenda vivir sin falta, sin peca, sin error… Sin embargo no parece esta opción ser plausible para el común de los mortales pues, como dice el Tao “el sabio practica la no acción” (solo el sabio).
No alcanzando la razón la claridad absoluta en relación al ejercicio del libre albedrío, moviéndose entre conceptos como el bien y el mal, lo correcto o lo incorrecto, lo conveniente o inconveniente, lo productivo o no… en la toma de decisiones, parece el deseo el motor más real o afín al posible impulso innato y fiel de la identidad personal de cada ser. Sin embargo, si este se limita a conducir su decisión en función sólo del anhelo propio, de la culminación de un objetivo en función de un estipulado beneficio personal, parece este regirse sólo por una capacidad de miras limitada, por una escueta frontera de ignorancia, por la pobre y falsa certeza de considerarse uno el centro del destino universal.
Sabiendo quien escribe esta modesta reflexión que tristemente se debate entre una dualidad constante, rítmica de adormidera, sólo queda releer el párrafo de referencia y observar la clave que propone, de la que pueden sustraerse las ideas más interesantes: el verdadero camino es interior, no parece marcado por las circunstancia sobrevenidas o asumidas en el tiempo, y más: que toda circunstancia debe ser asumida con la responsabilidad que nace de entender la vida como un acto de voluntad innato. Y por último, la respuesta está en un sencillo mecanismo que afortunadamente funciona de manera ajena a la razón, y que despliega sus alas en el momento mismo de nacer al aire: la respiración. Quizá sea la inspiración el acto de pararse a respirar con consciencia y con entrega, con observación pero sin la imposición pensante, sin objetivo, sin deseo… Desde ahí, nuestro mágico laboratorio biológico parece pronto a revelar la verdad de cada sutil, breve, modesto mas trascendente acto vital continuado.
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5 Comentarios
Nuba
8 mayo, 2019Hola,
Sólo me acerco para felicitar a la artista por el fantástico cuadro!!
No se si es él o ella pero están los dos representados en el dibujo.
Es una pasada!
Por favor si alguna vez hacéis una exposición con los temas de cada pasaje, prólogo o capítulo, avisad, que subo a Madrid a verlos, y si pudiera por ser adsequible, me encantaría poder tener alguno.
O también – no se, claro-se podría editar un libro, unas tarjetas, algo impreso con éstos dibujos tan especiales, inspirados por los textos pero con el impulso de la personalidad de sus creadores… seguro que habría gente interesada, quizás eso diera impulso a vuestros proyectos grupales o personales o a terceros proyectos comunitarios ( comedores sociales… etc que se que tenéis…). Permitidme que a cambio os regale un poema que escribí hace tiempo y que he recordado al ver el dibujo
Me muero por un danzon
Ése que huele a setas y a lirios,
a la ramita pequeña
donde se besaron los colibries.
Que huele a canela,
al poleo aquel del arroyo
en el que la nube tonteaba con el junco.
Que sabe a hoja de mostaza
a mordisquito de pétalo de amapola
a leche tibia de cabra
y a trufa negra de Coscoja.
Que suena a viento
a concha marina
a los arrullos de los amantes
a mí…
Este danzón que me suena
que me arrebola
que quiere que acompase,
que mire
que sepa
que ría!.
Y yo lo como, lo respiro y lo bailo
y en esa danza,
me encuentro tatuada milcolor
de selva,
con esa piel
que siempre ha sido nuestra.
(https://www.youtube.com/watch?v=ZXeWiixwEz4 )
Rafa
11 mayo, 2019He dedicado bastante empeño a lo largo de los años, en conocer que es la Identidad; por el contrario la esencia de las cosas aparece ante mi a modo de flash en determinados momentos, por lo que como comprendereis la identidad esencial se me escapa bastante.
Puedo decir que siempre he considerado el deseo como motor del mundo, es un concepto dificil de gestionar, pues se mezcla con sentimientos y sensaciones y el pensamiento justifica facilmente sus acciones.
Si obvias o peleas contra el deseo, le haces crecer.
Quizá aunque todos los deseos tengan la misma naturaleza, cambiar el objeto del deseo nos acerca a modificarlo.
Dicen que el mejor modo de encontrarse a sí mismo, es ponerse al servicio de los demás, quiza deseando que el otro este cada vez mejor nuestro deseo cambie hasta encontrar esa voluntad intuitiva de la que habla nuestro autor.
También en los Vedas, me parece recordar que es en el Bhagavad-gita, se dice algo parecido a esto.
«En este mundo somos esclavos de la acción, por lo que habría que convertirla en adoración, realizar las acciones con pureza, libres de la esclavitud del deseo».
Dante Alighieri para mí, además de poeta, filósofo etc, fué un político Güelfo, que describió e incluso representa a los políticos y las pugnas de las republicas italianas de la época en la divina comedia ( acordaros del enfrentamiento entre güelfos y gibelinos)
Pero para mí uno de los hechos de su vida que más me impresionan es que a Beatrice la vió en contadas ocasiones. la primera a los ocho años, y hasta nueve años despues no volvio a verla.
A veces ocurre, que una determinada persona forma parte de tu vida de una manera bastante determinante, aunque no se conviva con esa persona.
Bueno, pues puede que Dante experimentara una transformación personal de su deseo de tal magnitud acercándose al amor desde Beatrice, que hizo de ella inspiracion en La Divina Comedia.
Un abrazo
Panacea
12 mayo, 2019El deseo, el apego y todo tipo de atracción-repulsión conforman esa naturaleza inferior que sujeta y atrapa al hombre en un mundo de turbulencias pesarosas y placenteras, estrechando aún más el encadenamiento a seguir persistiendo en el intento y necesidad de probar otra vez. Es una repetición insaciable que busca y rebusca y no siempre se sabe cómo salir. La necesidad de renunciar a sentir como propias las acciones de las cuales uno se siente valedor, quizás impulsa la capacidad de desarrollo sin sentirse protagonista o artífice, simplemente hacedor, transmisor.
Aurobindo habla en la «Síntesis del yoga» que lo que llamamos intuición «es una indicación parcial de la presencia de la supermente, y si tomamos esta presencia y poder en su carácter más amplio veremos que es una oculta fuerza supramental con un conocimiento autoconsciente en ella que informa toda la acción de la energía material…», «…el secreto oculto de la Naturaleza es la organización de algo proveniente de las infinitas potencialidades de la verdad autoexistente del espíritu…», «…La mentalidad intuitiva es todavía mente y no gnosis. Es una luz desde la supermente, pero modificada y disminuida por la materia de la mente en la que trabaja, y la materia de la mente significa siempre una base de la ignorancia».
Aceptar el estado de ignorancia del que se parte, desasirse de la identificación de aquello en que nos sentimos sujetos activos y sentirse receptáculo e intermediario de un ordenamiento superior, del cual formamos parte, somos parte integrante pero no conocemos, seguramente nos posicione a abrir la mente para acercarnos a esa identidad esencial.
AriguariGuariPopooMushuringa
14 mayo, 2019Pues sí, buena es la imagen como se comenta y donde se concentran los tres espíritus de la encarnación, ora femeninos, ora masculinos, ora neutros con uno que los contiene a todos sucesivamente, y a él también. En las mitologías africanistas existen desde tiempos lejanos señales de esa transfiguración que indica un pasado de sensibilidades similares.
Eolo
15 mayo, 2019Magnífico el comentario de Panacea trayendo acertadamente a colación el pensamiento puro de Aurobindo.
El equívoco término «intuición», con el que la Razón quiere denominar a lo que no controla con sus garras de arpía, es el flujo de conocimientos y sensaciones procedentes del más allá, y cuyas luces penetran por las rendijas de la celda. Sólo los artistas auténticos, los locos atribuladamente y con el coraje de los héroes, se puede vencer esa tiranía.
Porque es posible nutrir desde la voluntad, la convocatoria y la ofrenda, el estado interno que forma el receptáculo desde el cual las ondas electromagnéticas traen los mundos desconocidos que el maestro ha sembrado con nuestros sueños.
Unos lo llamaron encantamientos, otros impresiones oníricas, pero yo prefiero identificarlo con las danzas con la Diosa.