Párrafo 20.1

20.1 «Con cierta seguridad se podría afirmar que la mayoría de las grandes religiones contienen verdades significativas en torno a la realidad, destino e incluso procedencia del hombre. Las religiones han sido catalizador para cohesionar culturas y motor para establecer bases sociales de convivencia.»

El hombre en el Paraíso puede comunicarse con lo numinoso; se siente cercano a Dios; a veces se cree Dios. También se comunica con animales y plantas. No reconoce la muerte ni la enfermedad. No tiene miedo. Dentro de su paraíso a la baja, su cerebro límbico le acerca a dioses y bestias. Al salir de este paraíso comienza su andadura. Desnudo. Sin su piel de animal, con su reflexión incipiente regalo de Prometeo, regalo de Luzbel. Y comienza esta su andadura con la reflexión y la razón como apoyaturas. Cada vez más lejos de Dios, cada vez más cerca de su capacidad de elección: entre el bien y el mal; entre luz y oscuridad; entre…

Moisés le ha hurtado dos mandamientos: no va a poder pactar con el adversario; no va a poder adorar a su único dios: el que está dentro de él. Y surgen las iglesias, las doctrinas, los dogmas. Será culpable o inocente; se arrepentirá por miedo o por amor y obtendrá el perdón. Luchará en cruzadas, asumirá la temible Inquisición y seguirá su caminar incierto. La impostura, las iglesias, el dogma, van a cercenar el mensaje oculto de Jesús. La Magdalena, los cátaros, templarios, masones, rosacruces van a ser perseguidos. A Buda le estructurarán en mandamientos utilitarios. Cualquier Elegido tendrá su Saulo manipulador.

Pero en las iglesias ha habido cabezas santas que han sabido encauzar a ese hombre cercano a la horda, al desorden; lejano a toda aspiración espiritual. Seres que desde la doctrina han volado y han redimido.

Y aquí nos encontramos, herederos de grandes mensajes, también de grandes fraudes, sabedores del saber oculto de Jesús por la transmisión de María Magdalena —princesa benjaminita, su esposa y divulgadora—, deformada y manipulada por la iglesia paulina, que la quiso pecadora y prostituta.

Los herederos de Abram luchan frente a frente envueltos también en sangre de cruzados. Templarios y sufíes compartirán saberes ocultándose de las iglesias. El conocimiento de Jesús se mezclará con las doctrinas druidas, pero las cabezas de sus apóstoles rodarán. Prisciliano, el Melquisedech de occidente, será sacrificado; los templarios desaparecerán por la persecución de papas y monjes; masones y rosacruces han conservado su legado pero han sucumbido a «el fin justifica los medios».

Vamos a tener que recuperar los dos mandamientos sustraídos para poder acercarnos con Moisés a la Tierra Prometida; tierra bañada con sangre de iglesias, doctrinas y terrorismo.

Y el hombre está en espera.
En occidente se siente lejano a los mensajes de papas y abades, pero este vacío se está llenando por pornografía, dinero, poder. No sabemos quién manipula, pero nuestro deber si queremos ser personas, seres buscadores, es no dejarnos manipular. Intentemos buscar ese dios que llevamos dentro, intentemos pactar con el adversario, alejémonos de pornografías, pederastias, odios, drogas… que están envileciendo y destruyendo a ese hombre poseedor de una célula crística y que lleva en sí los mensajes de los Cristos de todos los tiempos y que, como el elegido, ayudará a todos nosotros y a los demás hombres.

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3 Comentarios

  1. Panacea
    25 octubre, 2021

    Mientras el hombre no ha sido capaz de asumir su propia individualidad como ser pensante, capaz de elegir según su libre albedrío, escoger su ruta y ser responsable de cada uno de sus actos, la religión ha amparado y dado cobijo a la multitud en busca de alimento espiritual, consuelo a lo largo de la Historia a tanta desdicha y un porqué al sentido de la vida en general. Diríase que era un mal necesario en unas condiciones de vida precarias y con pocos asideros dentro de unas sociedades asentadas en el poder y el dominio de unos pocos. Escasa salidas y pocas oportunidades más que la esperanza y la necesidad de creer en otro mundo mejor.

    Las grandes religiones coinciden en un eje central en cuanto a su base y transcendencia, simiente de lo que determinados sabios maestros dejaron y depositaron como levadura ejemplar para posterior arraigo y fructificación de todos los tiempos; mensajes abiertos y accesibles a todos, a todo ser humano independientemente de jerarquías, condiciones sociales, sexo, pueblo, tiempo o lugar. Era todo un cuerpo de doctrina para el conjunto de la humanidad por el hecho de nacer y vivir aquí, en este mundo.

    Esos mensajes han perdurado por los siglos de los siglos, pero debía saberse también que la simiente plantada habría de expurgar previamente las malas hierbas bien enraizadas y no dispuestas a morir, y lo que fueron planteamientos espirituales capaces de impulsar y facilitar el entendimiento entre los pueblos y las personas, rápidamente fueron objeto de apropiación y falsificación, sabedores de la importancia y alcance de su contenido. Los popes de todas las religiones han maltratado los mensajes de origen antes que sucumbir a ser seguidores.

    En esa lucha fratricida de tierra yerma y desolación, también han surgido brotes verdes que han alzado su voz para continuar dando aliento a mensajes que aún hoy perduran y vivifican la posibilidad de alcanzar en plenitud la vigencia de lo que fue in illo tempore.

    En un mundo caótico y sin rumbo claro como el que vivimos en la actualidad pero con la posibilidad más real de poder elegir y posicionarnos, toca desasirse de dogmatismos espurios y manoseados que han maniatado históricamente a los pueblos para volver a la senda de lo esencial, de lo filosófico y transcendental que aquellos seres precursores, valientes y colmados de conocimiento, sembraron con el fino propósito de algún día poder llegar a ser hombres de verdad, completos y poseedores de toda la luz a la que estamos llamados.

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  2. Rafa
    26 octubre, 2021

    En primer lugar, decir que estoy sorprendido por como el autor comienza este artículo.
    » Con cierta seguridad se podría afirmar «, porque yo le atribuyo toda la seguridad.

    Por otra parte las religiones en su mayor parte contienen un principio activo, como los detergentes, yo opino que estos principios son los mensajes que pretenden trasmitir sus fundadores.

    Las religiones no son o no deberían ser doctrinas ajenas a nosotros; precisamente la dificultad de los exégetas y custodios de estos mensajes o de las verdades en torno a la realidad que se nos quieren transmitir, es que permanezcan vivas en nosotros.

    Ciñéndonos a las religiones, que como explica Eduardo Perez han sido catalizadores masivamente para cohexionar culturas y establecer bases para la convivencia, y en el bonito dibujo de referencia observando sus símbolos, vemos que:

    La cruz, ademas de simbolizar la pasión y muerte de Jesus, el Cristo, por crucifixión:

    Es símbolo también del mensaje crístico, mensaje de amor que los iniciados situan en el plano de aire (chakra crístico, sentimientos) y que los caballeros templarios sublimaron con la Tau griega, haciendo que su linea horizontal coincida con el plano cósmico (de espacio).

    El símbolo o los símbolos identitarios del judaismo, aparte de la menorá (candelario hebreo de los siete brazos) y las Tablas de la Ley, se encuentra la Estrella de David.

    La estrella de David, simboliza de manera general la unión de la energía del Cielo con la energía de laTierra.

    Pero tambien la Estrella de David o sello de Salomón, expresa en los dos triángulos superpuestos y entrelazados, la íntima relación que existe entre Dios y la Humanidad.
    » Yo soy de mi amado y mi amado es mío», verso inspirado en el Cantar de los Cantares.

    En fín, y por terminar, que las religiones guardan símbolos y ritos que nos hablan del origen y la evolución del ser humano.

    La prueba de esto, es que todavía vemos la permanencia de la cruz, la estrella de David o la media luna del Islam, en plata o en oro, adornando el cuello de muchas mujares y algunos hombres, aunque la concepción de estos símbolos esté desvirtuada.

    Un abrazo

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  3. Loli
    26 octubre, 2021

    Esos rasgos de luz, esas centellas
    que cobran con amagos superiores
    alimentos del sol en resplandores,
    aquellos viven que se duelan dellas.

    Flores nocturnas son, aunque tan bellas,
    efímeras parecen sus ardores,
    pues si un día es el siglo de las flores,
    una noche es la edad de las estrellas.

    De esa, pues primavera fugitiva
    ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere:
    registro es nuestro o muera el sol o viva.
    ¿Qué duración habrá que el hombre espere,
    o qué mudanza habrá, que no reciba
    de astro, que cada noche nace y muere?.

    Soneto a las Flores de D. Pedro Calderón de la Barca.

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