Párrafo 15.11

15.11 “Metagnomia, clarividencia, coexistencia, premonición, telergia, telepatía, son formas de nominar fenómenos que saltan las barreras de los sentidos e incluso de la consciencia, para llegar a la mente por los tejados y por debajo de las huellas de los pies. Hay una comunicación sensitiva que está relacionada con el mundo formal y los arquetipos, hay una comunicación que opera a través de los datos mentales que el consciente no ha grabado, hay una comunicación supraconsciente que recorre el tiempo y no respeta las fronteras del pasado y futuro, que supera el lenguaje y está grabada en las biologías que esperan en las cuatro formas melánicas de grabar la letra.”

COMENTARIO DE EL AVENTURERO

La existencia de fenómenos, como los que se mencionan en el texto, demuestra que la realidad convencional y el mundo formal, comúnmente percibidos por nuestros sentidos y elaborados por nuestro consciente cerebral, solo constituyen una porción –quizás mínima– de todo lo que realmente está operando sobre nosotros y desde nosotros.

Admitirlo así requiere que asumamos que cada uno de nosotros es una persona, un ser, que se extiende mucho más allá de lo que nuestro consciente tiene identificado como tal. Que hay una parte desconocida por nosotros, de nosotros mismos y de los demás, que probablemente sea mucho más decisiva e importante que la parte que conocemos. Asumirlo así en nuestra vida cotidiana, nos debería llevar a relativizar y a observar con cierto escepticismo todo aquello que habitualmente nos parece objetivo, tangible, cierto e indiscutible.

En todo caso, más allá de lo que cada uno estemos dispuestos a creer o no, la ciencia ha confirmado desde hace tiempo el hecho de que la realidad realmente existente rebasa, con mucho, lo que entendemos como tal. Y los nuevos descubrimientos científicos no hacen sino ampliar este hecho.

En este contexto, las formas de comunicación citadas en el texto –en especial la última– sugieren una dimensión espacio temporal que rebasa ampliamente los límites con los que solemos acotar nuestras vidas e identidades individuales. Así pues, ¿con qué nos podemos identificar, como individuos, si ya sabemos que, tanto nuestra piel, como nuestros pensamientos o, incluso, nuestra consciencia cerebral, son solo una parte de nuestra identidad real y esta, probablemente, se extiende mucho más allá?

Añade a tu lista

4 Comentarios

  1. Rafa
    14 enero, 2019

    Desconozco si a vosotros os pasa, pero yo con algunas personas (pocas, claro ) mantengo dos relaciones distintas.
    Una consciente, mas o menos formal, en la que nos saludamos (A: Buenas tardes B; buenas tardes, A; parece que hace buen tiempo, B: no, dicen que va a llover, etc ).

    Y otra relación mucho mas profunda con la misma persona, en la que en algunas ocasiones nos estamos transmitiendo algo importante sin saber muy bien que és, porque es una relación no consciente e impulsada desde lugares a los que no estamos acostumbrados a ir, y un tiempo que no es el que solemos medir.
    (Todo esto sin haber ingerido ninguna substancia extraña).

    También, y creo que esto nos ocurre a casi todos, oimos el teléfono antes de que suene y sabemos quien nos va a llamar; otras, tenemos la intención de ir al cine, y acabamos en el Rastro, encontrándonos a la persona que queríamos o no queríamos ver; a veces nos vemos acompañados de presencias, sabiendo que estamos solos, etc ….

    En definitiva, es evidente que se nos dan situaciones y actuaciones que no están regidas por nuestro pensamiento analítico, pero que por fuerza son reales, porque pasan.

    El problema de esta realidad inconsciente, es que normalmente queremos entender estos casos dado el desarrollo funcional que hemos realizado a lo largo de nuestra vida del campo analítico.

    Tanto es así que existen pseudo profesionales de estas llamadas ciencias, y que se identifican como clarividentes o telépatas, que tratan de explicar porque te pasan , para que uno no se crea un loco o le internen en un manicomio.

    Por tanto lo analógico inconsciente, por la educación social que hemos recibido o nos hemos construido, no existe, o es producto de estados febriles o simples devaneos.

    No obstante entiendo que el hombre está destinado a completarse y cada vez se darán mas individuos que superen los lenguajes convencionales y utilicen otros que se acerquen mas a estas discromias, formas oscuras (melánicas), que nos lleven a la inmensidad poética que la creación nos tiene reservada.

    Abrazo para ellos, y Beso para ellas.

    Contestar
  2. Susana
    14 enero, 2019

    Yo creo que, quizás por eso, cada noche nos dormimos y despertamos al día siguiente, porque, amén de renovar el pacto con nuestro ser profundo, reanudamos la tarea de ensanchar la consciencia y no sólo de nuestro estado sino del mundo que nos rodea. La tarea es esa, ampliar, descubrir, conquistar y habitar nuevos espacios De ahí que el mayor pecado, si se pudiera decir, es el de renunciar a este proceso, el de aparcar ese impulso, cegar la luz de la consciencia que siempre va más allá. Y avanzar con o sin consciencia. A veces en la oscuridad, o en la duda, o en el temor de errar. Tenemos las herramientas necesarias y los maestros precisos, sólo tenemos que seguir el camino sin detenernos, con los sentidos alertas y el corazón dispuesto…

    Contestar
  3. Beucis
    16 enero, 2019

    No creo que nos debamos quedar perplejos ante lo que nos dice el autor y nos comenta el Aventurero. Con una actitud de apertura y aceptación esto estaría dentro de lo que deberíamos denominar posibilidades, metas que no se cierran, que van ampliándose a muchos universos, infinitudes que nuestro cerebro ahora mismo, en mínimos, puede y debe abarcar.

    Si en nuestro microcosmos se refleja la inmensidad de la Faz Divina, como nos dice la Kabala, y si a través de nuestras pisadas recibimos la sabiduría de la energía telúrica que revela verdades, en la medida en que vayamos adquiriendo capacidades iremos conociendo nuestra inmensidad, y la otra inmensidad de la que somos partícipes.

    Se nos ha dicho que lo de arriba está abajo, que somos su reflejo y a la vez reflejamos; que somos infinitamente pequeños e infinitamente grandes: átomos y constelaciones.

    Los Apóstoles recibieron en Pentecostés los dones del Espíritu Santo. Nosotros, con nuestro trabajo y nuestra voluntad de evolución, también podemos adquirirlos.

    Como dice Rafa, a través de sueños, de sensaciones, son muchas las veces que se nos cuelan mensajes de verdades que nos advierten sobre el futuro, sobre responsabilidades que debemos asumir, relaciones que tenemos que abandonar, las más de las veces con sufrimiento y siempre con un aporte de desarrollo, de espiritualidad añadida.

    Y así, con estos dones, talentos, presentes, vamos caminando hacia nuestro final, que queremos, apostamos, pleno, fructífero.

    Contestar
  4. Panacea
    19 enero, 2019

    Todos los tipos de comunicación que nos cita el autor nos está enseñando la abundancia de mensajes que cohabitan en nosotros abocándonos a una turbulencia de sensaciones que conviene no aplacar y menos querer encapsular en personalismos que nos achatan y empequeñecen, cuando la realidad está tratando de multiplicarse con mensajes que no se saben gestionar pero que ahí están. De cada uno depende la apertura a lo desconocido y la renuncia a la identificación como medio de seguridad, cuando parece que nos están esperando vuelos más altos, diría divinos.

    Contestar

Deja un comentario

Ver tu lista

Tu lista

Borrar lista Sobre

Guarda una lista de tus posts favoritos en tu navegador!
Y volverás a encontrar esta lista otra vez la próxima vez que nos visites.

Powered by HTML5 Storage and Rio Loft.

CERRAR

Send your list to a friend

FROM: (Your email): TO: (Your friend's email): Your message:
Send
Sube arribaSube arriba